Pitágoras (570 – 490 ac) no es sólo el autor del famoso teorema (que es aquello que a la mayor parte de las personas les vine primero a la mente). Lamentable empobrecedor reduccionismo. El es el arquetipo del buscador de la verdad por excelencia. Acuñó las palabras filosofía (Amor por la Sabiduría) y filósofo (Amigo de la Verdad) porque su propia experiencia de ´eterno aprendiz´ lo habilitaba con autoridad. Estaba dispuesto a convertirse en discípulo de cualquiera que le pudiera revelar algún aspecto de la verdad. Tremenda humildad de un sabio. Estuvo en Egipto (en Alejandría aprendió de la escuela de Hermes), en el Tibet, en India y en China y ya anciano volvió a Grecia con una síntesis enriquecedora. Fue el primero en intentar integrar a Oriente y Occidente. Y el primero también en introducir la palabra ´Cosmos´, mostrando el orden y la armonía de la existencia que posibilitaba a su vez el ejercicio de la ciencia. Por esto es también el “primer científico”. Funda una escuela mística “integral” (que incluía a la música como portadora de armonía) en la colonia griega al sur de Italia: Crotona. Respeto por uno mismo primero; sobriedad como justo medio; la conciencia y la reflexión por sobre la inconciencia y la impulsividad irracional; la primacía del escuchar sobre el oir; la liberación del des-automatizarse; actuar en lugar de reaccionar; etc. A la muerte de Pitágoras, su escuela fue arrasada y muchos de sus discípulos asesinados; uno de ellos – Lysis - se salva y escribe los Versos dorados de Pitágoras. Osho, en este libro de 190 págs., comenta su vida y sus enseñanzas a partir de estos versos. “APRENDE. Porque si crees que ya sabes, ¿cómo vas a aprender?”.