Salvador Plascencia invoca un mundo surrealista donde coincidirán en un espacio cercano a Los Angeles personajes tan dispares como Margarita Cansino —la inmortal Rita Hayworth—, Juan Meza, un santo que ha renunciado a su canonización para seguir su carrera en la lucha libre y el todopoderoso Saturno, un dios implacable encarnado por el propio autor, sin el cual, evidentemente, no habría historia posible.