En La fuerza de la sangre se admira ese equilibrio entre la vivacidad de la acción y la realidad del ambiente. Un conflicto intensamente humano, evocado en todos sus matices con la sagacidad psicológica que caracteriza al famoso escritor norteamericano, permite a éste desplegar sus dotes de narrador y añadir páginas brillantes a su epopeya de la fase primitiva y heroica de los Estados Unidos de América.