«Si quieres tener experiencia de Dios, abre tus sentidos», es decir, afina tu sensibilidad hacia lo que sucede a tu alrededor, hacia las personas, la naturaleza y tu propia vida interior. El presente libro nos invita a no contentarnos con creer en Dios, sino a buscar aquí y ahora la experiencia de Dios. Y a quienes tenemos dificultades para creer nos anima a seguir nuestro anhelo más profundo, porque «el deseo es el reflejo de Dios en mi alma».