La última novela del escritor peruano Manuel Scorza se aleja del indigenismo, los relatos épicos y el realismo mágico, y encara una historia autorreferencial ubicada en París. De este modo, pone el dedo en la llaga en la cuestión del compromiso del escritor, la problemática del destierro y se pregunta cómo narrar la historia de Latinoamérica sin caer en la exotización de sus mitos y su política. (Por Fernando Krapp)