LA CULTURA DE LA CONTRACULTURA

ALAN WATTS

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Sinopsis de LA CULTURA DE LA CONTRACULTURA

En este fascinante libro, Alan Watts examina la historia de las rebeliones de la conciencia, centrándose particularmente en aquéllas que se desarrollan en contra de la sabiduría convencional.Watts busca las raíces del movimiento de la contracultura en las antiguas culturas tribales y los pueblos chamánicos de Asia, Siberia y las Américas. En el proceso, emergen las grandes cuestiones que cada generación se ha planteado: ¿cuál es la naturaleza de la realidad? ¿en qué modo afecta a la realidad nuestra relación individual con la sociedad? ¿cómo despertar a la dimensión espiritual? La cultura de la contracultura ofrece una clara visión del aspecto principal de la contracultura ofrece una clara visión del aspecto principal de la contracultura: su radicación en la experiencia, y en particular, en la experiencia de lo divino. Watts analiza asimismo el inevitable impacto que esta forma de democracia espiritual tendrá en el arte y en la ciencia.

2 reseñas sobre el libro LA CULTURA DE LA CONTRACULTURA

“Es fácil confundir la medida con lo que estás midiendo, al igual que confundir el dinero con la riqueza. Es como confundir el menú con la cena. Puedes quedarte tan embelesado con los símbolos que los confundas por completo con la realidad. Esta es la enfermedad que padecen casi todos los pueblos civilizados”. A una cultura eminentemente egocéntrica (delirante, enferma y autodestructiva) Alan Watts nos muestra otra que se contrapone y que aporta humanos valores. Para comprender dichos aportes de una contracultura que desafía lo “convencional” el autor hace una serie de distinciones y clarificaciones fáciles de comprender; aquí algunas entre tantas: 1 - La tradición sacerdotal y la profética: mientras los Sacerdotes se preocupan del cumplimiento externo de las leyes, los Profetas se preocupan de las motivaciones internas que mueven las acciones; 2 – El conflicto entre el Místico y el Moralista: “Las religiones occidentales están más preocupadas por la conducta, la doctrina y la creencia que por cualquier otra transformación que nos conduzca a ser conscientes”; 3 - En Oriente no existe el divorcio entre el espíritu y el cuerpo, entre el espíritu y la materia, entre Dios y la naturaleza, que sí existe en forma muy marcada en Occidente: “El budismo integra la responsabilidad social con la transformación espiritual individual”. 4 – La Experiencia y la Creencia: que descubras las cosas por ti mismo y no que simplemente creas en ellas. 5 – El Hacer y el Crecer: “La mente china no ve el mundo de la naturaleza como algo manufacturado, sino como algo que ha surgido. En chino el carácter que representa «llegar a ser» se basa en el símbolo de una planta que crece: crecer y hacer son dos cosas bien distintas”. La idea final como síntesis: La contracultura es profética, desafía el Statu Quo, tiene ribetes “rebeldes”, es levadura, es integral, libera y humaniza. El texto, de 80 págs. en mi versión PDF, es el resultado de una serie de conferencias públicas que Mark Watts compila de su padre en 1997 haciéndole el prólogo. Alan Watts, británico, fallecido en 1973 en California a los 58 años, fue un filósofo, escritor, conferenciante y experto en religión; pionero en popularizar las filosofías de Oriente en Occidente que tuvo fecundos contactos con Dr. Suzuki, filósofo budista Zen.


Es necesario empezar esta reseña con una frase que representa totalmente el contenido del libro “Dentro de cada contracultura se encuentra las simientes de un nuevo comienzo” Vivimos en un mundo donde la cultura occidental predomina más que la oriental, lo podemos apreciar en el estilo de vida que llevamos día a día. Tenemos la necesidad de perseguir objetivos que creemos que son fundamentales para nuestro crecimiento, sin embargo, la mayoría de las veces no sabemos que es lo que necesitamos, simplemente creemos saber lo que es necesario para nosotros y nos encerramos en ideas erróneas. Una idea que se tiene muy presente es “Sentirnos separados del mundo exterior” Esto nos hace creer que somos seres extraños en un mundo que esta conectado con la naturaleza, lo espiritual y con nuestro propio ser, debemos de entender que no somos tan ajenos de todo lo que nos rodea, porque esto nos hace parte del todo. Un problema que hay en una sociedad materialista son los sentimientos y emociones, desde niños nos han hecho creer que hay dos tipos de emociones que son; buenas y malas. La falta de conocimiento acerca de la salud mental es muy notorio, porque en el momento que una persona expresa su enojo, frustración y /o tristeza nos obligan a esconder estas emociones porque son categorizadas como malas, un individuó que vive en una sociedad donde sentir y expresar lo que siente solemos creer que corrompemos la ley y el orden en como debemos de compórtanos en esta realidad. En el libro hace un hincapié en este tema, expone que creamos este “Orden” para evitar tener que lidiar con emociones que no nos enseñaron a canalizar y lo más importante que es sentirlas, esto es un gran problema que tiene la cultura occidental. Alan Watts menciona que “expresar abiertamente nuestros sentimientos no violentamos este orden que inventamos en la cultura occidental, sino al contrario contribuimos en expandir nuestra forma de conectar con el mundo y ser un mejor humano. Creemos firmemente que estamos por encima de la naturaleza, que llegamos incluso a controlar los cambios ambientales, tenemos la necesidad de llevar un control en todo lo que hacemos, pero estamos viviendo en un control imaginario, hay situaciones y acciones que no se pueden controlar, simplemente pasan, Alan Watts menciona “el caos no es un desorden como nos lo han hecho creer sino en el mismo caos hay un orden y armonía” En la forma en como nos educan es muy materialista, no sabemos quienes somos realmente, cuando alguien nos pregunta ¿Quiénes somos? Respondemos con cosas que tenemos, por ejemplo; el nombre, la edad, la profesión, si tenemos hijos, etc. Sin embargo, si nos quitan nuestras pertenencias no sabremos responder, es más en algunas ocasiones nos ponemos a la defensiva porque creemos que tener es lo mismo que ser, por eso en el momento que alguien cuestiona nuestra respuesta, cuestiona nuestra propia existencia. El día que nos quitemos estas ideas de tener es igual que ser nos habremos librado de una batalla que creemos que no tiene fin.