«Si comprendemos que la crisis es el nicho generoso en que se prepara un mañana mejor, la penumbra que antecede a la salida del sol, y sabemos quedarnos firmes, aceptando el desafío y esperando contra toda esperanza, entonces tendremos la oportunidad de madurar y dar un salto hacia dentro de un horizonte más rico en vida humana y divina. La superación de la crisis no se logra mediante el activismo y la excitación exterior, sino mediante la reflexión y la meditación serias, donde las fuerzas se aúnan para una decisión y una purificación liberadoras».