LA CONTRAVIDA

Extracto de una entrevista a Philip Roth publicado en su ensayo Lecturas de mí mismo: Pregunta: "Comprendemos que sea reacio a parecer que explica un libro antes de su publicación. No obstante, sin «explicarlo» de una manera convincente, ¿podría hacer un comentario general sobre la forma insólita de La contravida, que ciertamente no se parece a nada de lo que ha hecho antes? Respuesta: Normalmente existe un contrato entre el autor y el lector que sólo se rompe al final del libro. En ese libro el contrato se rompe al final de cada capítulo: un personaje que está muerto y enterrado vive de repente, un personaje al que se suponía vivo en realidad está muerto, y así sucesivamente. Ésta no es la narración aristotélica corriente que están acostumbrados a leer los lectores ni yo estoy acostumbrado a escribir. No es que carezca de principio, medio y final, sino que hay demasiados principios, medios y finales. Es un libro en el que nunca llegas al fondo de las cosas. Más que concluir con todas las preguntas respondidas, las deja repentinamente sin responder. Como la lectura original que hace uno se ve siempre puesta en tela de juicio y el libro socava progresivamente sus propias suposiciones narrativas, el lector canibaliza sin cesar sus propias reacciones. En muchos aspectos es todo lo que la gente no quiere en una novela. Lo que desean ante todo es un relato que puedan creer; de lo contrario no quieren molestarse. Están de acuerdo, según el contrato habitual entre autor y lector, en creerse la historia que les cuentan, y en La contravida les cuentan una historia contradictoria. «Me interesa lo que sucede —dice el lector—, sólo que ahora, de repente, suceden tres cosas a la vez. ¿Cuál es real y cuál falsa? ¿Cuál me pide usted que crea? ¿Por qué me fastidia así?». ¿Cuál es real y cuál falsa? Todas son reales y falsas por igual. ¿Cuál me pide usted que crea? Todas y ninguna. ¿Por qué me fastidia así? Porque no hay nada fuera de lo corriente en que alguien cambie su historia, eso es algo con lo que tropiezas a diario. «Pero la última vez usted me dijo…» «Bueno, eso fue la última vez… ahora estamos en otra vez». No hay nada «modernista», «posmodernista» ni en absoluto vanguardista en ese enfoque. Continuamente estamos escribiendo versiones ficticias de nuestras vidas, unos relatos contradictorios pero que se enmarañan y que, por muy sutil o burdamente falsificados que estén, constituyen nuestro asidero en la realidad y son lo más cercano que tenemos a la verdad. ¿Por qué le fastidio así? Porque la vida no tiene necesariamente un rumbo, una sencilla secuencia, una pauta predecible. La intención de la forma molesta es dramatizar ese hecho evidente. Todas las narraciones están sesgadas, pero tienen una unidad; la idea de una contravida, de contravidas, de contravivir. La vida, como el novelista, tiene un poderoso impulso transformador."

Nuevamente Nathan Zuckerman ahora con un hermano dentista y libidinoso de nombre Henry. Zuckerman en su "ficción" decide primero matar y enterrar a su hermano, para luego revivirlo y ponerlo en medio del Israel que lucha contra los árabes, entonces, aprovecha para hacer una larguísima reflexión moral sobre el derecho de los judíos al territorio palestino. Seguidamente, Nathan Zuckerman muere y su hermano Henry le hace un in memorian acusándolo de, como escritor, utilizar insana y alevosamente la vida de él y su familia para novelarla y reírse de los judíos, es aquí que Roth, al igual que García Márquez, comete un "deicidio": se pone como un pequeño dios y hace una mescolanza de sus "creaturas", las pone en blanco y negro, las imprime y esparce por el mundo confundiendo realidad con ficción. Esta notable novela es más un ensayo sobre la vida y su contravida, es decir, narrar una existencia que al final no es ella sino otra. Novela moralista, reflexiva, que utiliza el judaísmo y el ser judío como una excusa para mostrarnos que la existencia en general es compleja, ambigua, contradictoria, equivocada y al final desesperanzadora. Novela larga, inteligente y que solicita paciencia y compromiso del lector.

Extraordinaria novela sobre un escritor y su hermano, judios ambos. Impecable abanico de visiones múltiples sobre la cuestión judía.