LA CONSPIRACION DEL GENERAL FRANCO Y OTRAS REVELACIONES ACERCA DE UNA GUERRA CIVIL DESFIGURADA

Es una verdadera lástima que a estas alturas de la película todavía haya autores que se dediquen a seguir confundiendo a los españoles sobre su propia Historia dejándose influenciar por su propio y absurdo sectarismo. Ángel Viñas es uno de esos lamentables ejemplos. Su escasa rigurosidad histórica le lleva a cometer errores como por ejemplo "ascender" a Romerales a general de división (pág. 172). Una página antes había "degradado" a teniente coronel al coronel Sáenz de Buruaga. Peor es que de nuevo en la página 172 diga que el general Gómez Morato fue ejecutado en 1941. En realidad esta es la fecha en que se celebró el consejo de guerra que le condenó a doce años, de los que no llegaría a cumplir la mitad. Murió once años después, en Valencia, el 1 de febrero de 1952, a causa de una afección cardíaca, como ha contado Miguel Platón. Y bueno lo del "asesinato" del general Amado Balmes ya es el colmo... Viñas no aporta prueba alguna, tampoco en la edición "revisada y actualizada" que publicó al año siguiente. Se trata de una mera especulación, basada en una ponderación arbitraria de las fuentes, cierto número de inexactitudes, cuestiones ajenas al caso y, sobre todo, una insuficiente investigación. Su tesis quedó invalidada por Moisés Domínguez Núñez, que publicó en 2015 "En busca del general Balmes", basado en los documentos que Viñas fue incapaz de encontrar. Tres años después, Viñas intentó reivindicar su acusación con un nuevo libro que volvía a basarse en la especulación, sin aportar más argumento que una crítica de la autopsia efectuada al general; una autopsia que en su libro anterior negaba que se hubiera producido, para enmascarar el supuesto asesinato, pero que Moisés Domínguez pudo localizar y reproducir. La nueva obra de Viñas es tan poco rigurosa como la anterior. Se basa en negar validez a cualquier prueba, testimonio o argumento que niegue su tesis de partida. Esta última -un asesinato ordenado por Franco- carece de seriedad. A pesar de basarse en la investigación de Domínguez, no cita su libro y de tacha le "aficionado", lo que constituye una descalificación gratuita y esencialmente falsa. Tal y como ha comprobado y nos cuenta también el historiador Miguel Platón.