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Sinopsis de LA CONJURA CONTRA AMERICA

Cuando el renombrado héroe de la aviación y fanático aislacionista Charles A. Lindbergh obtuvo una victoria aplastante sobre Franklin Roosevelt en las elecciones presidenciales de 1940, el miedo invadió todos los hogares judíos de Norteamérica. Lindbergh no sólo había culpado públicamente a los judíos de empujar al país hacia una guerra absurda con la Alemania nazi, en un discurso transmitido por radio a toda la nación, sino que, tras acceder al cargo como trigésimo tercer presidente de los Estados Unidos, negoció un «acuerdo» cordial con Adolf Hitler, cuyas conquista de Europa y virulenta política antisemita pareció aceptar sin dificultad.Lo que entonces sucedió en Norteamérica es el marco histórico de este nuevo y sorprendente libro de Philip Roth, ganador del premio Pulitzer, quien nos cuenta cómo le fue a su familia en Newark, así como a un millón de familias similares en todo el país, durante los amenazantes años de la presidencia de Lindbergh, cuando los ciudadanos norteamericanos que eran judíos tenían todas las razones para esperar lo peor.

12 reseñas sobre el libro LA CONJURA CONTRA AMERICA

"La conjura contra América, concluía Roth en el Times, tenía un doble mensaje. Primero, que a pesar de la discriminación antisemita generalizada por parte de la jerarquía protestante de los años treinta, y a pesar del virulento odio hacia los judíos de la Liga Germano-Americana, del Frente Cristiano, de Henry Ford, del padre Coughlin y de, sí, Charles Lindbergh, eso no había pasado aquí: «Qué afortunados somos los americanos». Y segundo, que nuestras vidas como estadounidenses son «tan precarias como las de cualquier otro». Porque las cosas podrían haber sido como cuenta el libro. «Todas las certezas son provisionales —escribía—, incluso aquí, en una democracia de doscientos años de historia.» La elección de George W. Bush había confirmado, a sus ojos, la lección no solo de esta novela, sino de todas las que había escrito a lo largo de los años: «Estamos amenazados, incluso como estadounidenses libres que somos en una república poderosa armada hasta los dientes, por esa imprevisibilidad que es la historia»." Párrafo extraído del ensayo Roth desencadenado de Claudia Roth Pierpont


La conjura contra América me entusiasmó y decepcionó en partes iguales: me entusiasmó el hecho de crear una ficción de tipo histórico en donde Charles A. Lindbergh (el mismo héroe de la aviación que cruzó el Atlántico por avión y que era un nazi confeso) en 1940 le gana la elección presidencial a Franklin D. Roosevelt. El tema desde ya es muy atractivo y seductor, además, de complejo. Quien narra la historia es un niño judío criado en el barrio judío de Newark y que se llama Philip Roth. Ese niño vive de cerca la bola de nieve de intolerancia y violencia hacia los judíos que se avecinaba, más todavía, con un presidente Lindbergh que no entra en guerra contra Alemania y firma un pacto de no agresión en Islandia. El libro tiene cierta densidad que va desde lo más cotidiano de una familia judía, hasta la lucha política en contra y a favor del gobierno colaboracionista nazi de Lindbergh. Roth intenta unir gran cantidad de piezas para poder meter de manera más o menos sutil esta ficción y darle credibilidad a toda la historia. Es en este punto donde me siento decepcionado porque veo que a la “trama” le falta credibilidad. No funciona bien lo que Vargas Llosa llama la verdad de las mentiras. Philip Roth en el capítulo 8 nos relata que Lindbergh, en octubre de 1942, en medio de una tremenda popularidad, de pronto desaparece cuando estaba volando un avión (solía hacer viajes de trabajo a través del país donde el mismo piloteaba un avión caza de última generación), se convocan nuevas elecciones y nuevamente sale ganador Franklin D. Roosevelt. En medio de todo este embrollo hay un pogromo que es lo mejor de toda la novela: el terror de los judíos y un mundo que se cae a pedazos bajo sus pies que al menos a mí me trasladó a la Europa conquistada por el nazismo y que exterminó de la manera más cruel a más de seis millones de ancianos, niños, mujeres y hombres. Roth nos impone inteligencia y apertura a la hora de leer sus trabajos, esto en una cultura light como la nuestra es desde ya toda una virtud.


Una muy buena contra historia imaginada, donde la tragedia de una sociedad que se dice democrática surge por la manipulación de los prejuicios, la ignorancia, el miedo y la mezquindad.


El autor nos transporta a una hipótesis que bien pudo suceder en norte américa, la derrota de Rooselvet y la instauración del fascismo no declarado en ese país. Extraordinariamente bien relatado, bajo la visión de un jovencito miembro de una familia judía.


Cuando la realidad copia a la ficción, Roth es un estupendo narrador, no por nada considerado al Nobel, es imposible dejar de ver el paralelismo entre la novela y la situación actual en los Estados Unidos, escalofriante por momentos, logra transmitir al angustia de sus personajes, ante una avalancha de eventos que los rebasa, y un desenlace que no esta nada lejos de también hacerse realidad.


La conjura contra América me entusiasmó y decepcionó en partes iguales: me entusiasmó el hecho de crear una ficción de tipo histórico en donde Charles A. Lindbergh (el mismo héroe de la aviación que cruzó el Atlántico por avión y que era un nazi confeso) en 1940 le gana la elección presidencial a Franklin D. Roosevelt. El tema desde ya es muy atractivo y seductor, además, de complejo. Quien narra la historia es un niño judío criado en el barrio judío de Newark y que se llama Philip Roth. Ese niño vive de cerca la bola de nieve de intolerancia y violencia hacia los judíos que se avecinaba, más todavía, con un presidente Lindbergh que no entra en guerra contra Alemania y firma un pacto de no agresión en Islandia. El libro tiene cierta densidad que va desde lo más cotidiano de una familia judía, hasta la lucha política en contra y a favor del gobierno colaboracionista nazi de Lindbergh. Roth intenta unir gran cantidad de piezas para poder meter de manera más o menos sutil esta ficción y darle credibilidad a toda la historia. Es en este punto donde me siento decepcionado porque veo que a la “trama” le falta credibilidad. No funciona bien lo que Vargas Llosa llama la verdad de las mentiras. Philip Roth en el capítulo 8 nos relata que Lindbergh, en octubre de 1942, en medio de una tremenda popularidad, de pronto desaparece cuando estaba volando un avión (solía hacer viajes de trabajo a través del país donde el mismo piloteaba un avión caza de última generación), se convocan nuevas elecciones y nuevamente sale ganador Franklin D. Roosevelt. En medio de todo este embrollo hay un pogromo que es lo mejor de toda la novela: el terror de los judíos y un mundo que se cae a pedazos bajo sus pies que al menos a mí me trasladó a la Europa conquistada por el nazismo y que exterminó de la manera más cruel a más de seis millones de ancianos, niños, mujeres y hombres. Roth nos impone inteligencia y apertura a la hora de leer sus trabajos, esto en una cultura light como la nuestra es desde ya toda una virtud.


La conjura contra América me entusiasmó y decepcionó en partes iguales: me entusiasmó el hecho de crear una ficción de tipo histórico en donde Charles A. Lindbergh (el mismo héroe de la aviación que cruzó el Atlántico por avión y que era un nazi confeso) en 1940 le gana la elección presidencial a Franklin D. Roosevelt. El tema desde ya es muy atractivo y seductor, además, de complejo. Quien narra la historia es un niño judío criado en el barrio judío de Newark y que se llama Philip Roth. Ese niño vive de cerca la bola de nieve de intolerancia y violencia hacia los judíos que se avecinaba, más todavía, con un presidente Lindbergh que no entra en guerra contra Alemania y firma un pacto de no agresión en Islandia. El libro tiene cierta densidad que va desde lo más cotidiano de una familia judía, hasta la lucha política en contra y a favor del gobierno colaboracionista nazi de Lindbergh. Roth intenta unir gran cantidad de piezas para poder meter de manera más o menos sutil esta ficción y darle credibilidad a toda la historia. Es en este punto donde me siento decepcionado porque veo que a la “trama” le falta credibilidad. No funciona bien lo que Vargas Llosa llama la verdad de las mentiras. Philip Roth en el capítulo 8 nos relata que Lindbergh, en octubre de 1942, en medio de una tremenda popularidad, de pronto desaparece cuando estaba volando un avión (solía hacer viajes de trabajo a través del país donde el mismo piloteaba un avión caza de última generación), se convocan nuevas elecciones y nuevamente sale ganador Franklin D. Roosevelt. En medio de todo este embrollo hay un pogromo que es lo mejor de toda la novela: el terror de los judíos y un mundo que se cae a pedazos bajo sus pies que al menos a mí me trasladó a la Europa conquistada por el nazismo y que exterminó de la manera más cruel a más de seis millones de ancianos, niños, mujeres y hombres. Roth nos impone inteligencia y apertura a la hora de leer sus trabajos, esto en una cultura light como la nuestra es desde ya toda una virtud.


Muy bueno. Que bien que escribía este hombre...


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