LA CONDESA SANGRIENTA

Cuando lo vi, pensaba leer una biografía (novelada o no), de Erzsebét Bathory (Isabel, vamos), la asesina de más de 600 jóvenes, pero me he encontrado un libro de historia de Hungría y países cercanos, con todos los reyes, años, y castillos posibles, todos con nombres impronunciables, por supuesto. He terminado de leerlo porque no me gusta dejar libros a medias si paso de las primeras 20 páginas, y como no llega a 200, me he lanzado, descubriendo que cuando se limita a contar todo lo ocurrido con las doncellas y posteriormente, con la asesina y sus cómplices, la trama no tiene desperdicio. Una vez más, la realidad supera la ficción, no me extraña en absoluto que se pensara en vampiros y hombres lobos dada la cantidad de sangre derramada. Hay un capítulo dedicado a Gilles de Rais (otro que tal baila, asesinó cruelmente a 800 jóvenes), que no sé qué pinta ahí, pero me ha sacado de una patada en el culo de la trama que había cogido buena velocidad. Una curiosidad: Alejandra Pizarnik escribe una introducción en la versión que he leído, y veo que después se basó en estos mismos escritos para hacer su propio libro sobre “La Condesa Sangrienta”, posiblemente, intente leerlo en un futuro no muy próximo, porque el personaje como tal, me fascina y horripila por igual. Personalmente, pasaría de éste para ir a otro que vaya más al grano sin tanta historia vueltas a otros sádicos.

Después de tener información sobre este increíble personaje, a través del libro de Alejandra Pizarnik, basado, precisamente, en el libro escrito por Valentine Penrose, he querido leer también este libro. La autora se basó en documentos y en investigaciones acerca de este insólito personaje real, como es la condesa Bathory. Y sin alterar los datos reales, ha logrado refundirlos en este intenso libro. Ersébet Bathory, descendiente de una de las familias más poderosas de la región centroeuropea, parece ser que torturó y asesinó a más de seiscientas cincuenta jóvenes, a mediados del siglo XVI, con la finalidad de conseguir la eterna juventud. En las páginas en prosa del libro de Penrose, se detallan las andanzas de la duquesa, una biografía excelentemente documentada, donde también, a veces, se describen y detallan los gravísimos tormentos físicos a los que eran sometidas las aterrorizadas víctimas. Además se analiza con todo lujo de detalles , el único retrato que nos ha llegado de la condesa, realizado por un artista anónimo, cuando ella tenía aproximadamente 25 años. Parece, dice la autora, que fue una mujer de piel pálida, y de impresionante, aunque helada belleza. La historiografía húngara y la alemana, así como los anales de la criminología patológica, abundan en escritos sobre el personaje y en reflexiones sobre el sinsentido del mal, que ejerció en lóbregas estancias de su castillo. A partir de los actos del juicio, celebrado en el año 1612, en el que su acusador el conde palatino Jorge Thurzó, enemistado con ella, declaró lo que se ocultaba en su castillo, se descubrieron numerosas chicas torturadas y un montón de cadáveres. Más adelante en el siglo XVII, fueron exhumadas por el jesuita László Turóczi, que escribió la primera monografía de la condesa. Las criadas, que la asistieron y ayudaron en estas atrocidades, expusieron explícitamente la obsesión de la condesa por retener la juventud y las ceremonias que celebraban para ello, sus cómplices fueron condenadas a muerte, pero la condesa, ni siquiera tuvo que declarar en el juicio, esto debido a su alta posición social. Su esposo Ferenc, pertenecía también a la muy poderosa familia Nádasdy, que pasó la mayor parte de su vida batallando contra el turco, al servicio de la corona. El rey Matías se encargó de la investigación y así fue como la condesa fue declarada demente y condenada a reclusión por vida, en su propio castillo. Un truculento viaje.