La casa del callejon

Me acerqué a este libro completamente a ciegas, sin leer sinopsis ni reseñas. Solo lo escogí por su autor. Y cuando leo el primer capitulo pienso "yo me golpee la cabeza y no me di cuenta porque... QUE ES ESTO?!?!" Después de varios "ehhh???", me relajo y recuerdo que David Mitchell ya lo me ha hecho. En "el atlas de las nubes" (libro hermoso, raro e inquietante) estuve la mitad del libro repitiendo sin cesar "no entiendo nada, no entiendo nada", hasta que el cerebro me hizo click y quedé encantada. En "la casa del callejón" el cerebro empezó a funcionarme más rápido y al segundo capitulo entiendo (y no puedo creerlo) que sin querer queriendo, terminé leyendo un libro de terror con la tan mentada temática "casa embrujada", temática que a mí no me quita el sueño, ni me asusta o apasiona. La trama, la verdad, no da mucho mas de lo que puede esperarse, PERO, la pluma de este señor le da color a un libro que de no ser por él sería otro más, ya visto una y mil veces. Este muchacho tiene dos grandes cualidades: tanto el atlas de las nubes, como este libro, están narrados en primera persona, cada capitulo por personajes diferentes. Y Mitchell es tan buen conocedor del alma humana y tan buen escritor que cada capitulo parece ser escrito por personas distintas. Ahora, lo que le da textura al libro es sin duda el exquisito sarcasmo de MItchell. Este hombre hace de la ironía un verdadero arte: es ácido, políticamente incorrecto, sabe como herir sensibilidades y lo sabe hacer de una manera sublime. Para que se den una idea, el primer narrador es un niño de 13 años, con asperger que obviamente no tiene filtros ni comprensión de las reglas sociales y que ademas tiene como feliz pasatiempo, consumir periódicamente los valiums de su madre. Y de la mano de un niño enfermo y drogado es como nos adentramos en esta historia de terror.

David Mitchel es un artista de la arquitectura... El bosquejo de sus personajes, el trazado de la historia, el uso de los planos temporales, la creación de curvaturas psíquicas, la cimentación del relato, el colado de las referencias , la perfecta estructuración de los capítulos, la luminosidad literaria , las ventanas abiertas , las puertas que conducen directo a la locura o algo muy parecido, la alucinación sólidamente se cierran para mantener el misterio el marco histórico. Y constituyen portales dimensionales. la solidez y consistencia de la novela. De ello se sujeta para reconstruir el mito de “ el lugar maldito o embrujado “ pero muy a su estilo. Desde las voces de 5 protagonistas, que tienen la luminosidad que les otorga su ventana psíquica, narra la tragedia que conlleva su diversidad, aparejada con su incapacidad para adaptarse a un mundo al cual no pertenecen y se convierten en víctimas propicias de un inusitado vampirismo, que redunda, o se fundamenta en la búsqueda de un bien muy preciado, pero que funciona como bendición o maldición, cuando no ambas traslapadas...la eternidad. Eternidad que no alcanza a ser medida en tiempo, tiempo que no puede ser medido en su inexistencia. Dos entes malévolos que se nutren de aquello que mueve al ser humano, literalmente. Un lugar maldito, un portal infraterreno, donde todo puede ser. Desde la portada que solo manifiesta reflejos, copias al gusto de una mansión que se difumina en un charco, que se diluye en la liquidez del agua, todo se vuelve redondo, incluso el final que casa como anillo al dedo, Magnífico libro que va directo a las lecturas favoritas.. Y a mi lista publicada titulada, “ Aquí espantan “ si aquí Mitchel se vale de ese y muchos otros recursos para atrapar...las almas de los lectores...y no sólo las de ellos.

un libro entretenido, te hace dudar de lo que es real y lo que no y deseas llegar al final para conseguir parar el tiempo al autentico presente.

Es un tramposo, lo he entendido al fin. En sus novelas juega con el lenguaje, pillin, nos despista con avances sin explicar que alimentan la intriga, se inventa personajes tan reales que deben ser copias o remedos de su vida, ata tramas que se enlazan con otras y otras tramas hasta que el nudo se deshace en más y más tramas, nos habla de sentimientos ran de cerca que se le ve el truco. Que buen escritor, que mentiras tan bien escritas y tan entretenidas, si, le pillé el truco jeje

La prosa de Mitchell es excelente: los pasajes más oníricos del libro se pueden leer compartiendo la sensación de irrealidad que sienten los protagonistas pero sin despistarte ni confundirte. La trama no es muy elaborada y es algo que decepciona a medida que se va leyendo el libro. Pero la fuerza de los párrafos que Mitchell construye hacen que uno no se aburra. Se lee de un tirón. Muy entretenido!!