Entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la muerte de Stalin, dos hermanos son encarcelados en la Unión Soviética por irrisorias e imaginarias transgresiones políticas y ambos acaban en el mismo campo de trabajo en Siberia. Lev es un frágil poeta, pacífico y pacifista. El otro, el narrador sin nombre, el superviviente y protector de su hermano –aunque también rival– es un endurecido veterano de guerra para quien la violencia ha sido siempre un “arma neutra”. Los hermanos no han llegado al mismo tiempo a Norlag, el campo de esclavos, un lugar casi zoológico, donde los “cerdos”, las “víboras”, las “sanguijuelas”, las “langostas” y los “comemierda” se disputan las jerarquías del horror.
Muy buena novela, de las que acabas y dices "guau, buena novela" y eso ya es bastante. Narrada en forma de carta, cuenta la historia de dos hermanos durante el terror de Stalin y su desenlace. La historia tiene de todo, política, historia, romance y el punto de las relaciones familiares. Para lo que quieran saber de la historia reciente de Rusia ( o URSS), recibimos información, pero de forma justa, sin ser un compendio. Vida dura, injusta y dónde salen dos supervivientes, pero marcados para siempre. Siempre me gusta fijarme en los personajes y aquí tienen mucha riqueza de matices.