El señor Clin es un artesano vidriero que modela hermosas figuras de cristal. Como no tiene buena memoria, nunca recuerda dónde ha dejado los zapatos o las llaves de casa. Así que se construye todos los muebles de cristal transparente, para poder ver dónde ha dejado las cosas. De esta forma, poco a poco, se va fabricando una casa de cristal. Lo malo es que los vecinos siempre andan murmurando de él y dicen que se ha vuelto loco. El señor Clin no era feliz, le han dejado aislado, nadie le comprende. Poco a poco, la pena le va conviertiendo en un hombre de cristal. Hasta que, un día, él mismo se rompe en añicos. Y su cuerpo de cristal se esparció por el suelo y saltaron por el huerto, la plaza, los bosques como una sonrisa.