Una novela que permite abordar los temas del amor, la sexualidad, la amistad y la familia. Claudio retrocede hasta volver a ser un niño de cinco años y rescata del pasado las anécdotas, las personas y los acontecimientos históricos que marcaron su vida. La mirada de Benedetti se detiene en historias que llaman a la reflexión, y ofrece otras que todos podríamos reconocer como claves en la vida de un niño, de un adolescente o de un adulto: la desolación ante la muerte de la madre, el descubrimiento del amor, el acercamiento al sexo, la conciencia social, la experiencia del goce y la asunción del dolor. En suma, el paso que dejan los años y las personas a las que amamos, y que fundamenta nuestra trayectoria existencial.
No tengas vergüenza de llorar. Hace bien. Elimina toxinas. Por eso las mujeres vivimos más que los hombres. Porque lloramos más.
El hombre puede ser infinitamente cruel con su semejante. Puede ser cruel por decisión soberana y autónoma. Como si ese prójimo no fuera un espejo. Cuando destruye el espejo, se destruye a sí mismo.
Como los que arrojaron la bomba no eran alemanes ni franceses ni rusos, sino norteamericanos, los locutores se pasaron el día celebrando el acontecimiento y alabando los formidables adelantos de las técnicas bélicas de las fuerzas democráticas.
No sólo en la universidad puede uno "desasnarse" también es posible alfabetizarse por impulso propio, por vocación, y entonces verás que la cultura que vas adquiriendo, te sirva o no para ganar dinero, ya no es una tortura sino un disfrute.
El famoso Juicio Final lo llevamos aquí, en el pecho. Todas las noches, sin ser conscientes de ello, enfrentamos un Juicio Final. Y es de acuerdo a su dictamen que podemos dormir tranquilos o revolcarnos en pesadillas.
La memoria del cuerpo no cae nunca en minucias. Cada cuerpo recuerda del otro lo que le da placer, no aquello que lo disminuye. Es una memoria entrañable, más, mucho más generosa que el tacto ya desgastado de las manos.