Stephen King ha sido quien mejor ha sabido pintar los sueños con el color del miedo, convertirlos en pesadillas, cuando se está dormido, o en alucinaciones si se está despierto. Siempre obligando al lector a transitar estremecido por ese resbaladizo camino que bordean la más aterradora fantasía... y la más aterradora realidad. Esta segunda entrega de delirios del magistral fabulador de mundos espantosos incluye narraciones como "La boca saltarina", que muestra cómo el más mecánico de los juguetes puede tener su corazoncito; "Crouch End", una traslación del Innsmouth de Lovecraft al Londres de Hoy, tan ominoso como su antecesor literario, o "El quinto fragmento", ejemplificación apta para todos los públicos de cómo la avaricia rompe el saco.