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NOVELAS HISTÓRICAS Y NO FICCIÓN

LA AVENTURA EQUINOCCIAL DE LOPE DE AGUIRRE

RAMON J. SENDER

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7,8

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Sinopsis de LA AVENTURA EQUINOCCIAL DE LOPE DE AGUIRRE

La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, basada en la histórica antiepopeya de la expedición capitaneada por un vasco a lo largo del Amazonas, ofrece un amplio y variado espectro de caracteres a la búsqueda de un imposible. El mítico El Dorado se convierte en el centro vital de unas mentes estremecidas y agitadas que luchan conta sí mismas y contra el universo, plasmado en una tierra indomable, la selva del Marañón, y en unos monarcas lejanos que recuerdan al dios del abandono. Un discurso exuberante, pleno de matices, ayuda a recrear la atmósfera sobrehumana de la tarumba equinoccial.

5 reseñas sobre el libro LA AVENTURA EQUINOCCIAL DE LOPE DE AGUIRRE

Tremenda. Esta fue la palabra que vino a mi cabeza en cuanto terminé La Aventura Equinoccial de Lope de Aguirre. Pensaba en la Historia con mayúscula que el gran Ramón J. Sender elaboró, con, claro está, una gran documentación detrás. Nos trasladamos a los años de conquistas, y sobre todo rapiña y asesinatos que los españoles cometieron en su avance por el continente americano, varios siglos después de su primer desembarco. Ya se había conquistado el Perú, y de hecho andaban las cosas muy revueltas por allí… Lope de Aguirre había participado en aquella primera conquista y ahora buscaba un lugar propio en otro punto del continente, pero siempre pensando en volver al Perú y reclamar lo que creía le correspondía. Gloria y honor. Lope de Aguirre se va dibujando poco a poco, en un relato plagado de magníficas descripciones de la selva y de las vivencias de aquellos hombres que iban buscando el sueño del oro. Me resisto a creer que sólo eso les impulsaba, y de hecho son frecuentes las llamadas a pensar que no, que había mucho más. La sensación de “trabajar” para el Imperio, de alcanzar la Gloria, el Poder, un Nombre en la historia. Pero… muchos de aquéllos soldados ¿realmente creían que iban a alcanzar el Poder? ¿o sencillamente escapaban de un mundo deprimido, de una existencia rutinaria y además pobre, realmente pobre, en los campos manchegos, extremeños, e incluso las montañas de las Vascongadas? Algunos o muchos también escapaban de las condenas que sobrevolaban sus cabezas por las fechorías cometidas en su tierra. Y aquí podían explayarse a gusto matando y violando, mientras soñaban con llegar a ser hacendados una vez alcanzasen la meta. También se jugaban la vida, pero quizá era porque no valía nada… Una meta, la de El Dorado, muy incierta. Pero meta al fin y al cabo. Los relatos de los viajeros que antes que ellos habían surcado los ríos y afluentes del gran Amazonas, eran su principal base para alimentar el sueño. Eran pocos pero la voz se había corrido. Tierras en las que las mujeres ejercían el poder a todos los niveles y en especial el sexual: las Amazonas… Reyes que se hacían cubrir de polvo de oro para homenajear a sus dioses… Con todo, no era un camino fácil ni mucho menos. Había que tener mucho arrojo para aguantar aquello, esas condiciones, y encajar mentalmente lo desconocido de verdad, de una manera constante, sin pausa: la selva nocturna que se llena del ruido ensordecedor de la Naturaleza. Ruido misterioso y amenazante. Con sus mosquitos, cocodrilos, pirañas capaces de dejar un cuerpo en los huesos en tan sólo unos minutos… incluso tigres (así los llama Ramón J. Sender… ¿hubo / hay tigres en las selvas amazónicas?). Un hambre implacable para todos los hombres que no están adaptados al medio, y que además significan una superpoblación repentina que dicho medio no puede aguantar. El hambre se llevó muchas vidas, más que las que pudieron cercenar los guerreros indígenas… Pero quizá no tantas como las que se llevaron sus propios ajusticiamientos. Entre ellos y con ayuda de los esclavos negros (ya existía la trata de esclavos africanos), se aplicaba una Ley en parte traída del origen y en parte improvisada en el camino, como tantas otras cosas. A veces iban Lope de Aguirre y su hija al barrio de los caribes y todos los indios salían a mirar a la niña en éxtasis. Entonces ella tenía miedo y pedía a su padre volver a casa. A su choza. Los negros llamaban a aquellas chozas ajupas, quizá por tradición de sus poblados de África. Iban allí los indios desnudos, como la mayor parte en las orillas del Amazonas, y sin duda, era ésa la única manera de vivir en un país tan caluroso. Lo único que llevaban sobre su piel era algún collar de dientes de mono o de hombre, y los más viejos, algunas cabezas humanas reducidas al tamaño del puño y colgadas de la cintura por los cabellos. Había personas en la expedición que les encontraban a aquellas cabezas parecidos con la cabeza natural de Lope, en la que creían ver la misma sequedad y la misma expresión hermética. También sus facciones parecían reducidas y comprimidas por extrañas presiones exteriores. Nadie le decía eso a nadie, aunque todos lo pensaban. Lope de Aguirre se va dibujando y va emergiendo como un hombre implacable que poco a poco se distingue por la facilidad con la que ejecuta a los que cree pueden traicionarle en algún sentido, en el que sea. A la más mínima duda ante su liderazgo, que también emerge de manera lenta pero segura en los calores de la selva, encarga a los esclavos -de los que primero se hizo amigo- un estrangulamiento, una ejecución. Una detrás de otra. Tremendo. Ni siquiera su hija Elvira se salva. Y todo esto mientras llega un momento en que decide renegar del propio Rey, y se reclama a sí mismo como caudillo. También su final llega, cómo no. Literatura de la buena, señores. Gracias a Alicia Ortego por la reseña y recomendación.


Magnífica novela histórica que narra la búsqueda de El Dorado. Lope de Aguirre formaba parte de esa expedición y consiguió ir eliminando uno a uno a sus superiores hasta quedar como Caudillo, con la idea de conquistar Perú y renegar de su rey, Felipe II. Sus obsesiones lo llevan a ver traición en todos lados y a matar vilmente a quien considera sospechoso aunque fuera por una mirada. Cuando se sintió acorralado no dudó en dar muerte a su propia hija para que no tuviera que ser señalada como hija del traidor. Merece la pena esta lectura por el placer de disfrutar de la prosa de Sénder.


Mzr

10

Una novela increible que describe de una manera muy clara un ambiente de locura, donde el valor de la vida es mínimo y donde las manías y obsesiones de Lope de Aguirre llevan a perderla a cantidad de personas.


Al margen de la historia en si, que es más que interesante, me parece increíble la creación de personajes que hace el autor, además de conseguir crear un ambiente de asfixia y locura que te acaba arrastrando. Me parece una grandísima novela.


"El Dorado", mito recurrente, siempre vigente y aplicable a todo lugar geográfico y época, que muta pero se mantiene imperturbable en su esencia, tomando formas que lo camuflan y le dan vida eterna. El mito de un lugar de total plenitud, donde la vida se completa en lo físico e inmaterial en todo su esplendor. Una historia fascinante, al estilo de Conrad y su "Corazón de las Tinieblas" donde la cordura y la locura conviven, como debe ser, a lo largo de todas las contradicciones que nos forman como seres humanos, algunos como Lope de Aguirre las profundizan hasta puntos sin retorno, de ahí su vigencia y atractivo, dando lugar a nuevas mutaciones del mito de "El Dorado", para que nunca muera.


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