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Sinopsis de LA ANALFABETA

Once breves capítulos para once momentos de la intensa vida de Agota Kristof.Una obra autobiográfica que sintetiza en once fragmentos, los once momentos fundamentales de una existencia apasionada.Unas páginas que han sido definidas por la crítica como «un regalo para el intelecto». Un trayecto vital que describe primero a una joven que devora libros en húngaro para luego dar la palabra a una escritora reconocida en otro idioma, el francés. De la infancia feliz a la pobreza después de la guerra, los años de soledad en el internado, la muerte de Stalin, la lengua materna y las lenguas enemigas como el alemán y el ruso, la huída de Austria y la llegada a Lausanne (Suiza) con su bebé.Una historia hecha de historias llenas de lucidez y humor. Sus palabras nunca son tristes, son implacablemente justas y precisas. Todo el mundo de Agota Kristof está aquí, en este libro caracterizado por frases breves, minimalistas, diminutas en las que se perciben en todo momento las grandes reflexiones y los poderosos pensamientos que las han provocado.

24 reseñas sobre el libro LA ANALFABETA

Agota Kristof, nos cuenta en once capítulos , a grandes pinceladas desde su infancia a su adultez, su relación con las palabras. Ella aprendió a leer a los cuatro años, una niña incomprendida por su familia por tener un hábito tan imperecedero que estar leyendo sin hacer nada, sólo apoyada por su padre que era maestro. Luego nos contará su exilio a Suiza y como pasa a ser analfabeta al no conocer la lengua y no saber leer. El desarraigo y el no sentirse parte de nada, si te quedas en tu país natal la miseria , si te vas la soledad. El libro me gustó mucho pero me resultó muy escueto, me hubiera gustado que profundizara mas en su vida, pero a pesar de esto, el libro conmueve, me encantó como está escrito, los sentimientos son palpables, su adolescencia y su adultez , sufris con ella. Un hermoso libro!


Con la sencillez por bandera Agota Kristof nos muestra una breve autobiografía, tan breve, que trascurre en un suspiro y como lector tengo la sensación de que faltan cosas. No trato de desmerecer la obra, al contrario, me parece un texto de una calidad alta, directa al grano, sin capas y con una simpleza que en absoluto riñe con la belleza de sus letras. Intimista pero practica la húngara nos muestra retazos de su vida, como si fuera un cuento (a lo John Boyne pero en bonito) desde la niña que lee todo lo que cae en sus manos, hasta la acogida que se siente siempre fuera de lugar por bien que se le trate. Más que un ejercicio literario, parece construido desde el placer de escribir sin una pretensión final, un viaje a ninguna parte sin retoques ni maquillajes, trazada libre, a mano alzada y, eso sí, ordenado temporalmente. Las mujeres bellas, lo son sin pinturas y Agota pinta desde el alma, con la niña que aún lleva dentro y con tan "poco", nos llega muy adentro. La autora reflejada ante un espejo de inocencia, de colores pastel que no lo son tanto, nos da un abrazo literario, abrazándose a sí misma. Su virtud es a la vez su defecto, de sabor agradable, pero que acaba pronto, la falta de pretensión le da libertad y le resta calorias...La analfabeta es una merienda, una manzana dulce y fresca que los glotones comemos con gusto, pero nos deja con hambre, con mucha hambre. Y...¿ahora que hago hasta la cena? ¡Tendré que prepararme un banquete!


Agosto 2021 La Analfabeta es una obra autobiográfica construida a base de recuerdos de unas pocas vivencias, las esenciales, que marcaron la dura existencia de la autora e hicieron de ella la escritora en la que posteriormente se convirtió. Una ávida devoradora de libros y gran contadora de historias que mantuvo estas dos grandes pasiones durante toda su vida contra viento y marea. Un libro en el que a golpe de pequeños retazos, sin entrar en profundidades, la escritora cuenta su infancia en inicio feliz en compañía de los suyos y posteriormente sumida en la soledad de un internado, pero siempre con su amor a la lectura y a la escritura como telón de fondo, para terminar ya como adulta exiliada en Suiza donde la chica culta e inquieta que se había forjado en su Hungría natal descubre que debe empezar de cero y que allí no es más que una analfabeta, una pobre analfabeta que se enfrenta de un nuevo idioma desconocido hasta entonces, el francés, en el que deberá aprender a comunicarse y también a escribir para aplacar una necesidad incontrolable de expresar a través de la escritura su sentir. Y es en ese idioma desconocido para ella, que desemboca quizás por la falta de dominio del mismo en un estilo narrativo preciso y sin adornos, en el que nos muestra al desnudo este esbozo de su complicada realidad, de su vida tal y como ella la sintió, de forma tan sencilla pero tan contundente que impacta y emociona a partes iguales resultando al final una obra maravillosa. Una joya literaria con una gran carga emocional a la que solo se le puede poner un pero: su brevísima extensión para todo lo que esconde dentro.


Después de Claus y Lucas, que para mí fue la mejor novela que leí el año pasado, tenía muchas ganas de volver a reencontrarme con la fuerza y dureza de la escritura de Agota Kristof. En esta, su autobiografía, nos cuenta once momentos significantes de su vida. Once miniaturas sobre sus primeros años junto a su familia, su pasión por la lectura y la escritura desde su más tierna infancia, los años en un internado o su huida en tiempos difíciles del país donde nació, Hungría . Todas ellas llenas de nostalgia, tristeza, resignación y lucha por sobrevivir, por expresarse mediante la escritura como necesidad. Llenas de añoranza hacia sus raíces, su familia, su tierra, su lengua, su vida que dejó atrás buscando otra vida mejor, sin saber que a lo que renunciaba lo era todo para ella. Una lengua nueva a la que enfrentarse, el francés, y con la que convertirse en una analfabeta, una lengua que en el murmullo de sus gentes la hizo sentirse más sola y mas desarraigada si cabe. Una delicia que te deja con las ganas de más. Que sabe a poco, como un sorbito del licor más exquisito. Demasiado breve. Muy recomendable para los conocedores de su obra, que ayuda a entenderla mejor.


En este relato autobiográfico encontramos once capítulos donde nos acercamos a once momentos significativos de la vida de Agota Kristof, que nos narra de manera cronológica (entre ellos hay espacios, me hubiera gustado conocer un poco más de lo que sucedió en ese tiempo que ella omite compartir con nosotros) desde su infancia, cuando aprendió a leer hasta cuando ya es una escritora, haciendo gala de una pluma precisa, ágil y sencilla. Cada uno de esos momentos son como fotografías que inmortalizan su alma, transmitiéndonos ese placer devorador por la lectura, los libros y que más adelante la escritura que surge como una tabla a la que aferrarse para sentirse a salvo de alguna manera de la dura realidad que tuvo que enfrentaba cuando estaba en el internado. El contexto histórico en el que se desarrollan los eventos están ubicados inicialmente en Hungría durante los años cincuenta, luego de terminada la Segunda Guerra Mundial, con toda las consecuencias no solo económicas, sociales, políticas sino también culturales que hay detrás de una guerra que hace que cualquiera quiera escabullirse de manera clandestina, dejando de lado todo lo que lo une a su patria natal. A pesar de la brevedad del texto podemos percibir la problemática que vivió la autora y esa fortaleza de espíritu que le permitió seguir adelante sin desfallecer en la búsqueda de una mejor calidad de vida. El titulo podría relacionarlo aún con las personas que hoy deben dejar su país de origen en busca de nuevas oportunidades, sin conocer el idioma y la cultura del lugar donde llegan, sin sentir que forman parte de esa sociedad, sin voz, pero que su determinación les permite derribar los obstáculos que encuentran para vivir; al igual que lo vemos reflejado en Agota Kristof quien con valentía da la pelea, en un país que no es el suyo aprende y aprende a superar no solo las barreras lingüísticas para alcanzar las metas que ha soñado: poder leer y escribir le devuelven parte de aquello que había perdido. Esta obra tiene una carga emocional impresa bastante fuerte. Muy recomendad.


Es curioso como este corto relato biográfico , me movió por dentro e hizo que empatizara con su protagonista, una mujer joven, refugiada que junto a su marido y su hija pequeña, abandona su país Hungria ,obligada por la dictadura de Stalin y de la que hace una dura critica al adoctrinamiento ruso que se realizaba en los países del Este que no solo impedía su desarrollo económico sino que pretendía enterrar su cultura y su identidad nacional. Cuando logra cruzar la frontera se adentra en un desierto de afectos, cultural y social que le provoca una gran inseguridad, "¿ como habría sido mi vida sino hubiera dejado mi país? Más dura, más pobre pero también menos solitaria, menos rota; quizás más feliz." Nuestras circunstancias favorables nos empoderan para criticar actos irresponsables pero necesarios para sobrevivir y esta historia por desgracia esta más viva que nunca en todas esas personas que huyen del miedo, del hambre, de la guerra , en definitiva de la muerte. La escritora utiliza la forma de un diario que con palabras precisas y justas, frases cortas pero rebosantes de reflexiones y muchos sentimientos, define la pasión por la lectura como una agradable enfermedad y a la escritura como una necesidad para soportar el dolor.


Llegué a Agota Kristof gracias a su trilogía "Claus y Lucas" (¡Una obra maestra!), desde que lo terminé siempre quise leer más de ella. En este libro "La analfabeta", reúne relatos autobiográficos en tan sólo 56 páginas. Breve pero profundo. Su narración es sencilla pero con una carga amplia. Me encantan esta clase de autores donde en pocas palabras pueden transcribir lo más profundos sentimientos. Quiero seguir leyendo/descubriendo más de obra. Y si todavía no la conocés, andá corriendo a tu librería amiga, ¡apurate que se Agota!


De acuerdo con VictoriaR. Sólo indicar que este libro emociona, que en una forma tan simple nos muestra la vida de la escritora, quien lucha contra los infortunios de la guerra y el ser un emigrante en un país donde no se conoce el idioma. El valor de la palabra y de la escritura como medio de comunicación y de conocimiento . Muy recomendable.


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FRASES DEL LIBRO LA ANALFABETA

Leo. Es como una enfermedad. Leo todo lo que me cae en las manos, bajo los ojos: diarios, libros escolares, carteles, pedazos de papel encontrados por la calle, recetas de cocina, libros infantiles. Cualquier cosa impresa. Tengo 4 años.


Publicado porRafaguillo

“Leo. Es como una enfermedad. Leo todo lo que me cae en las manos, bajo los ojos: diarios, libros escolares, carteles, pedazos de papel encontrados por la calle, recetas de cocina, libros infantiles. Cualquier cosa impresa


Publicado porSoniagh

¿Cómo habría sido mi vida si no hubiera dejado mi país? Más dura, más pobre, pero también menos solitaria, menos rota; quizá feliz.


Publicado pormidoriAG

Fue así como, muy joven, por casualidad y sin apenas darme cuenta, contraje la incurable enfermedad de la lectura.


Publicado porMamencv

El aula de mi padre huele a tiza , a tinta, a calma,a silencio, a nieve incluso en verano. Las ganas de escribir vendrán más tarde cuando el hilo de plata de la infancia se haya quebrado.


Publicado porMariluz70

Así pues, durante estas horas de silencio forzado, empiezo a redactar una especie de diario...anoto en él mis desgracias, mi pesar, mi tristeza, todo lo que me hace llorar en silencio en la cama. Lloro sobre todo mi libertad perdida.


Publicado porMariluz70