«En la literatura, lo único que nos atrae es lo salvaje. El tedio sólo es otro nombre para la domesticación. Lo que nos embelesa de Hamlet, de la Iliada, y de todas las escrituras y mitologías, es su pensamiento salvaje, indómito, tosco y libre, que no ha sido aprendido en la escuela, ni pulido y refinado por el arte. Un libro verdaderamente bueno es algo tan ferozmente natural y primitivo, misterioso y maravilloso, fértil y celestial, como un liquen o un hongo». Como esta novela.