KIOTO

Kioto fue otra de las novelas que leí en agosto del 2019 en mi propia versión del #marzoasiatico impulsado por @magratajostiernos. Creo que de lo que leí ese año fue lo más difícil de leer. Con 240 páginas, habla con nostalgia y elegancia de un mundo que se está perdiendo, sobre valores, costumbres y estéticas japonesas que van en retirada por la creciente valoración cultural por lo occidental que se da tras la posguerra. Las estaciones del año son muy importantes casi más que la historia de Chieko, hija adoptiva de un fabricante de kimonos, quien ve cómo el negocio familiar decae. Con final abierto o, mejor dicho, sin final, es interesante para acercarse a una cultura tan distinta. Hay 3 adaptaciones cinematográficas. Puede ser una buena forma de entender y valorar las imágenes del libro, del que me faltaron referencias culturales. Bueno sean advertidos, no diga que no les dije con lo que se iban a encontrar.

He leído varios libos de este autor, pero este me parece el mejor. La prosa narrativa es fina y deleitable, le da suma importancia a la belleza de la naturaleza en todas las épocas del año y a los lazos de amor familiar. Un matrimonio sin hijos encuentra a una bebé abandonada y la registra como si fuera propia, crece una joven dulce y bellísima y a pesar de conocer su pasado no tiene interés alguno de inquirir sobre sus progenitores; sin embargo un suceso inesperado y casual le causarán inquietud y se aflorarán en ella sentimientos que nunca imaginó. Su entorno entre telares y fabricación de kimonos se ve rodeado por montañas, flores de cerezo y árboles de todo tipo, con descripciones bellísimas de una lectura que no he sentido como un simple entretenimiento, sino que me ha aportado mucho.

Me adentré a este mundo nipón debido a que recientemente quedé impresionada con el arco del Distrito Rojo de Kimetsu No Yaiba, por tal que leer esta novela fue una gran fascinación para mí, leer sobre sus tradiciones y su religión sintoísta llevo a mi mente a preguntarme qué sería haber vivido en el Japón Imperial, así como si ellos hubieran sido una cultura dominante. El capítulo de los kimonos me gustó porque la vestimenta era importante así como los tejedores y sus familias, aquí en México aún queremos rebajar los huipiles y más ropas que tejen manos indígenas así que me pregunté si tuviéramos más entendimiento de nuestras raíces seguramente no habría quienes aún cree que vestir de huipil es para indígenas -yo tengo y siempre que los usó la gente me mira con extrañeza-. En fin la novela me conmovió mucho, esta historia de dos hermanas destinadas a vivir diferentes vidas, no sé cómo expresarme sin hacer spoilers. Lo único que puedo hacer es invitarlos a leer esta obra que toca vertebras muy sublimes.

Como es común en la novela japonesa se refleja la gran importancia de los sentimientos frente a la trama. Esta historia nos transmite la belleza de los árboles y fores de Kioto a través del paso de las estaciones al mismo tiempo que conocemos a Chieko y su familia pero, siempre en segundo plano tras las fiestas, tradicones y bosques de la antigua capital.