Camille Fauque tiene 26 años, dibuja de maravilla, pero no tiene fuerza para hacerlo. Philibert Marquet, su vecino, vive en un apartamento enorme del que podría ser desalojado. Franck Lestafier, cocinero de un gran restaurante, es mujeriego y malhablado, lo cual irrita a la única persona que le ha querido, su abuela Paulette, que a sus 83 años se deja morir en un asilo. El encuentro de estos cuatro personajes puede significar la salvación de un naufragio anunciado.
Una novela dulce y amarga a la vez. Nos cuenta como cuatro personajes necesitan unos de otros para lamer sus heridas y volver a renacer porque el pasado pesa pero no tiene por qué ser un lastre para continuar adelante. Una historia conmovedora pero a la vez optimista que te va sumergiendo por completo en sus páginas consiguiendo que la devores, a la vez que te hará replantearte muchas cosas y situaciones de tu propia vida.
Juntos, nada más es una historia entrañable, llena de ternura, amor y amistad donde cuatro personajes cada uno con sus traumas se apoyan unos en otros. Es una novela que según lees te va enganchado, es agradable y fácil de leer.
Me hubiera quedado a vivir en esta historia maravillosa, dura y dulce a la vez, con unos personajes extrañamente adorables que viven sus primeras veces curándose sus cicatrices mutuamente y de forma inconsciente . Porque no somos lo que nos ha pasado y a veces, la vida nos da la oportunidad de elegir quién queremos ser.
El encuentro de cuatro personajes, que son supervivientes, los salvará a todos ellos. Me gusta el optimismo y la visión esperanzadora de esta novela.
Vi la película, y el lunes estaba en la biblioteca del pueblo, me duró tres dias. Es una historia conmovedora, nostálgica y con una gran carga emocional. Cuatro personajes unidos en un piso parisino burgues con sus traumas a cuestas que harán de la convivencia una terapia para sanar emocionalmente.
El encuentro de cuatro personajes muy tocados por la vida. La relación que se establece entre ellos les convierte en supervivientes. Juntos, nada más es una historia viva, entrañable y directa con un ritmo suspendido en el aire, llena de esos pequeños dramas personales que te seducen por su sinceridad y humanidad. Es una lectura muy recomendable, capaz de hacerte reír, llorar... algo increíble. Fue la primera obra que leí de Anna Gavalda.