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Sinopsis de JULIANO EL APOSTATA

La semblanza del emperador Juliano, quien representa la última tentativa de restaurar el helenismo frente a la hegemonía creciente del cristianismo, es la clave de una época -el siglo IV- en que un viejo mundo agoniza y otro nace, a la sombra de la Cruz.

2 reseñas sobre el libro JULIANO EL APOSTATA

Excelente novela que trata una época y un personaje poco explotado, no todas van a ser de julio cesar y similares. El emperador juliano no tiene muy buena imagen para los historiadores cristianos en general, seguramente por su oposición al cristianismo cuando ya era la religión oficial del imperio romano,aquí Gore Vidal intenta justificar su forma de actuar, que bajo el punto de vista del autor tenía sus buenas razones para oponerse al cristianismo, su intransigencia, si fanatismo y ansia de poder, por otro lado muy interesante la visión que se dan de ciertos personajes históricos como Constantino y sus razones para imponer el cristianismo, también las intrigas palaciegas, batallas y asesinatos de la familia imperial, como un yo Claudio algo distinto, pero también muy interesante.


Las novelas históricas tienen una doble dimensión fascinante: se sostienen en una investigación concienzuda y permiten el ejercicio de una ficción siempre reflexiva. “Juliano el apóstata” además explora una época poco promocionada por la industria cultural, la de los últimos días del Imperio Romano, como centro administrativo, religioso y cultural del mundo; y lo hace desde un personaje acaso más ignorado, el monarca preocupado por que la organización de los asuntos del Estado sean reflejo de un espíritu pagano mucho más valioso que el ascendiente cristianismo. Estás múltiples combinaciones permitieron al genio de Gore Vidal profundizar en una perspectiva seria, analítica, sesuda, de la espiritualidad romana en medio de la naturaleza pragmática y, hasta cierto punto, mercantil del estado en descomposición. Juliano Augusto es un personaje fuera del tiempo, cuya empresas, militares, políticas y religiosas, obtienen un extraño eco en sus contemporáneos. El lector se ve obligado a sentir simpática por la rectitud moral del joven emperador, pero sabe en el fondo que los esfuerzos de su gobierno son una locura insostenible. A Gore Vidal esto no le molesta y se deja llevar por su gusto hacia un personaje que es culto, refinado y honesto, a pesar de que eso lo ponga un plano raro, ajeno, divorciado de su realidad. Quizás haya un secreta superioridad de parte de Gore Vidal, en relación con su Juliano, pero eso se debe a que necesariamente lo ve desde los ojos del maestro, que ve las energías de su joven alumno dirigirse a un abismo y eso lo seduce y entristece. La narración es evidencia de ello y por eso los narradores son dos ancianos maestros del emperador. El humor y la agudeza intelectual de Gore Vidal enriquecen el cuadro de una historia que en la novela, como en la vida real, sólo podía tener resolución en un desierto yermo, en el que toda empresa noble cae en su propia trampa.


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