En el verano de 1932, Benjamin comenzó a redactar una serie de recuerdos del tiempo de su infancia berlinesa. Nunca consiguió publicarlo completo. Por ello, la primera edición de su libro se realizará póstumamente, por Theodor Adorno, en 1950. La versión que ahora presentamos la editó Tillman Rexroth en el 1972, y está basada en la versión de Adorno, a la que añade los textos descubiertos posteriormente al año 1950.
Recuperar la magia de los recuerdos infantiles no es una tarea sencilla, es prácticamente imposible, a lo más que se llega es a mitificar de manera poética lo que conserva la memoria. Como dice el mismo Benjamin: Nunca nos es posible recobrar por completo lo que hemos olvidado. Y quizá eso sea bueno.