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Sinopsis de IMAGEN DE JOHN KEATS

Escrita por Cortázar entre 1951 y 1952, no quiso ser ni una biografía ni un ensayo, sino «una especie de diálogo donde Keats estuviera lo más presente posible». A través de cartas y poemas traza un retrato entrañable del poeta, pasea y conversa con él, sigue el itinerario de su vida, comenta su obra. Llega así a rastrear y formular una poética del camaleón que llegará a ser la suya propia. «Libro suelto y despeinado, lleno de interpolaciones y saltos y grandes aletazos y zambullidas»: quizás estas palabras del autor sean las que mejor den idea del tono de este libro que durmió durante casi cincuenta años. Alfaguara lo publica hoy como homenaje a Keats y a Cortázar, hermanados a dos siglos de distancia en la misma idea de la vida y la tarea poética.

2 reseñas sobre el libro IMAGEN DE JOHN KEATS

Impecable lectura de la obra poética de este autor romántico clásico. Por momentos se torna una tanto agobiante, pero no se puede descartar ninguna de sus partes. Acaba con una biografía que el autor no quiso llegar a hacer concientemente, pero con la impronta magnífica de Cortázar que la hace magnífica.


Publicado en 1996, pero escrito a inicios de 1950 entre Buenos Aires y París, este extenso ensayo de caso 600 páginas analiza de forma extensa la obra poética del romántico John Keats (1795 - 1821). Cortázar inserta los poemas en el inglés original y los traduce, como por ejemplo: Endymion: un romance poético (1817): "(… La vida humana es esto: guerras, acciones, / desencanto, angustia, / luchas de la imaginación, lejos y cerca, / humano todo; pero hay esto de bueno: / que aún son el aire, el sutil alimento / que nos hace sentir la existencia, y nos muestra / cuán calma es la muerte. Donde hay suelo crecen los hombres / para tornarse malas hierbas o flores; pero para mí / no hay hondura donde asentarse, nada terreno / veo que merezca alcanzarse; y me quedo / en este brumoso extremo de la tierra…) «Era demasiado extraño y maravilloso para sentir tristeza; aguzaba gradualmente su deseo de sumergirse en lo más hondo. Región ni oscura ni clara, ni brillante ni sombría; una mezcla de ambas; una fulgurante melancolía; un crepuscular imperio y sus diademas; un débil, eterno anochecer de gemas»" Hace digresiones como insertar el poema de Wordsworth: Intimations of Immortality: "Though nothing can bring back the hour Of splendor in the grass, glory in the flower We will grieve not; rather find Strength in what remains behind." (Aunque nada puede traer de vuelta la hora / Del esplendor en la hierba, gloria en la flor / No nos afligiremos; más bien encontraremos / Fuerzas en lo que queda atrás.) Hace una extensa apología del poeta como ser sobrenatural. Rosa Montero más bien califica de "loco" al artista en general: "O sea que la libertad poética se alcanza cuando hay una «poesía del alma», y esa libertad comprende la noción de naturalidad. No se trata de «inspiración» ni de «rapto». La poesía debe ser natural como las hojas, pero toda hoja es una lenta y minuciosa creación del árbol." "Un poeta es ese hombre cuya sed de ser es tal que no cesa de tenderse hacia la realidad buscando atraerse, con el arpón infatigable del poema, una realidad cada vez mejor ahondada, mejor conocida, más real. Es un hombre dueño de un poder al que podemos llamar don poético, y que siendo instrumento de posesión es a la vez e inefablemente deseo de posesión. Como una red que pescara para sí misma, un anzuelo que fuera a la vez ansia de pesca. Ser poeta es ansiar, y obtener en la exacta medida en que se ansía. (De ahí distintas dimensiones de poetas y poéticas; el que se conforma con el deleite estético del verbo, procede y logra en la medida circunstanciada de su impulso de posesión; el poeta que irrumpe en la realidad como un raptor de esencias, halla en sí mismo y por eso mismo el instrumento lírico que le permite algo como las Elegías de Duino o El cementerio marino)." Varias son las citas de otros autores en este ensayo, entre las cuales destaca: "La poesía no es un dar rienda suelta a la emoción sino un escape de la emoción; no es la expresión de la personalidad. Pero, naturalmente, sólo aquellos que tienen personalidad y emociones saben lo que es desear librarse de estas cosas. T. S. ELIOT" Pone extractos de la correspondencia de Keats poco antes de su muerte a los 25 años de su edad: "«Cada día me convenzo más de que el escribir bien sigue inmediatamente al hacer bien, y nada hay más alto en el mundo» (24-8-1819)" Ensayo complejo, entretenido y tedioso por partes iguales. El mismo Cortázar aconseja al lector no utilizar sus traducciones de los poemas de Keats y esforzar el conocimiento del inglés lo más posible. Este ensayo toma tiempo y nos permite conocer una obra fascinante y compleja, escrita de manera muy apurada por un joven genio veinteañero, un caso parecido por el talento volcánico al de Arthur Rimbaud.


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