Dueño de una de las obras más extrañas y vastas que diera el siglo XX, pope de la ciencia-ficción, místico, visionario pero también jornalero irreverente de la escritura, Philip K. Dick incomoda a los críticos, por cuanto su caso parece tan versátil como inclasificable. Pablo Capanna ha frecuentado hasta el asedio la obra de Dick: de ese cortejo nació este libro que, pulido y ampliado en diversas épocas, presentamos aquí en su versión compleja y definitiva. Este ensayo puede considerarse una felicísima inmersión en el universo dickiano, en su temática, en sus personajes, en sus perplejidades. Pero también, a fin de diversificar las claves, se propone como una suma biográfica del autor de El hombre en el castillo: sus aficiones e influencias, su relación con la hermana muerta, sus rupturas, sus fobias.
No soy de leer escritos que analizan la obra de un autor a partir de su biografía. Creo que suele restringir la interpretación sus textos y orientar la lectura hacía una búsqueda elementos específicos. Pero cuando hablamos de un escritor con que, por un lado sufrió de trastornos psicológicos y, por otro lado, trasladó estás afecciones a sus búsquedas filosóficas, religiosas y místicas, el análisis desde esta óptica enriquece su lectura. Dick es un escritor que decidió traducir toda su filosofía de vida en forma de ciencia ficción, enalteciendo al género, pero también a toda la literatura. Mientras hay quienes siguen creyendo que la ciencia ficción o el terror son géneros menores, el libro de Capanna sirve para demostrar que para quien no sabe leer en profundidad Dick es solo robots y personajes trastornados.