Canguilhem criticó el vitalismo imperante en los siglos XVIII y XIX (y su política) y advirtió sobre la reducción de la biología a una "ciencia física". Él creía que una reducción semejante privaría a la biología de un campo de estudio adecuado, transformando (ideológicamente) criaturas vivas en estructuras mecánicas conteniendo un equilibrio químico-físico que no puede dar cuenta de la particularidad de los organismos o de la complejidad de la vida. En este libro altera estas críticas y nos da una nueva visión.