HURACAN EN JAMAICA

Niños y piratas, una combinación que nos haría pensar en un libro de aventuras infantiles, pero nada más alejado de la realidad. Huracán en Jamaica, escrito en 1929, nos narra las andanzas de siete chiquillos, de dos distintas familias, que llevan una vida relajada, en una decadente isla jamaiquina, a mediados del siglo XIX. Después de pasar por dos desastres naturales en estas latitudes (un terremoto y un huracán) los padres deciden enviarlos a la seguridad de Inglaterra pensando en que recibirían una educación adecuada lejos de estos peligros. Sin embargo, nunca se imaginaron que durante el trayecto sus hijos serían capturados por unos bucaneros. Esta es una obra que sin duda influenció la escritura de otro clásico, que apareció varias décadas después, “El señor de las moscas” de William Golding. Ya que explora la psique infantil en condiciones extremas y cómo se comportan en su nueva situación que puede llegar a ser indiferencia, preocupación, bondad, maldad, realidad, fantasía, diversión o aburrimiento. Una historia con un final donde el lector se preguntará quienes fueron realmente los villanos, unos corsarios desalmados o unas inocentes criaturas. Un libro que te invita a su lectura, con algunas partes inquietantes, pero que te lleva a querer conocer el desenlace de los sucesos.

En una Jamaica exuberante de vegetación salvaje, pero moribunda de civilización, vive la familia inglesa, venida a menos, Bas-Thornton. Los esclavos se han rebelado ya. No hay nadie para construir y mantener las propiedades. Los cinco hijos del matrimonio son temidos e ignorados por la población negra y campan a sus anchas por el paraiso con una libertad que nunca hubieran soñado en Inglaterra. Un terrible huracán es el motivo para que el despegado matrimonio mande de vuelta a sus hijos a Gran Bretaña. Los pequeños son enviados, junto a otros dos niños, hijos de unos criollos, bajo la custodia del capitán del barco. Pocos días después un barco pirata los ataca y secuestran. La mayor, Margaret, tiene trece años y la pequeña Laura apenas cuatro. Es un libro extraño. Es, fundamentalmente, una novela de aventuras salpicada de humor negro que, poco a poco, va convirtiéndose en algo chocante y cruel, no solo por parte de los piratas, sino de los propios niños. No sé muy bien que pretendía contar o demostrar el escritor con esta novela: ¿Los malos no son tan malos y los buenos no son tan buenos? Lo que sí parece que dejó bien patente es que ni entendía, ni le gustaban los niños, y puede que incluso les tuviera un poquito de miedo. Se dice que esta novela influyó en El señor de las moscas de William Golding y no me extraña. Contadme vuestra impresión si la habéis leído.