Veterinario en un condado de York, Herriot nos ofrece una recopilación de historias autobiográficas de algunos de los pacientes que trataba. Desde perros y gatos a caballos o canarios, todas llenas de ternura y emoción, pero también ironía.
Me encantó este libro, lo leí siendo muy joven (menos de 15), y sentí que formaba parte de cada una de las historias. Con algunas reí, con algunas lloré, pero todas se me quedaron dentro. Un libro que no se olvida fácilmente. Esos animales que no pueden decir qué les pasa, siendo atendidos por un veterinario que lo es por devoción. Muy recomendable.