Ana María Matute recoge en Historias de la Artámila veintidós relatos que mantienen una perfecta unidad de tono e intención dentro de una gran diversidad de temas. Algunas narraciones -«La fiesta», «La conciencia», «Los alambradotes»- reflejan la crueldad de los seres humanos encerrados en sus egoísmos y ambiciones; otras se adentran en un universo infantil -«Don Payasito», «El rey», «Los pájaros»- hasta dar la justa medida de unos seres frágiles y fuertes a un tiempo, que gozan de su existencia con mayor pureza que los adultos. Todos los relatos revelan una intensa preocupación social, que en ocasiones deviene francamente acusatoria, y que alterna con la ternura de los personajes. Con desbordante fuerza narrativa, Historias de la Artámila recoge recuerdos fugaces y experiencias dolorosas, pero también ficciones esperanzadas y sencillas anécdotas, en una nueva demostración de talento de Ana María Matute, una de las escritoras más importantes de la literatura española del siglo xx.
En estos 22 cuentecillos, (lo de "cuentecillos" va por su extensión, no por su contenido), hay algunos, pocos, algo flojillos. Otros atendibles. Los más, deliciosos. Y luego están el titulado "Los chicos", enternecedor, y "La fiesta", desolador. Pero todos, todos andan sobrados de aquella humanidad tan sencilla y llana que emanaba de su autora. Esta frase: " En el pueblo los llamaban los Francisquitos por alguna extraña razón que ya nadie recordaba. Se les tenía aprecio y algo de lástima, porque eran buenos, pobres y estaban solos ". Leedoras/es, su lectura os proporcionará buenas sensaciones.