Un día, cualquier día, un crimen, cualquier crimen, ocupa los titulares de los medios de información para irritar, conmover, apasionar a la ciudadanía. Pocos días después, el crimen pasa a engrosar el gran cementerio del olvido. Sin embargo, la historia de ese crimen sigue adelante a través de los vericuetos amargos, oscuros y dolorosos de un sumario, un juicio, unas declaraciones, una sentencia que reabre viejas heridas de la memoria. De eso habla el autor al diseccionar una serie de casos vividos personalmente en sus años como cronista judicial.
Interesante repaso de los delitos de finales de los 60/70 y 80. Hay cosas que han cambiado y evolucionado, sobre todo con arreglo a las nuevas tecnologías y la globalización, mas libertad pero menos empatía, nuevos delitos. Pero hay otros que han existido, existen y existirán, relacionados con la ansia de riqueza ajena sin dar palo al alguna, y el comodín de los delitos sexuales, común a cualquier época.