El ciclo narrativo bautizado por Scorza como "La guerra silenciosa” nace de un acontecimiento que forma parte cierta de la historia del Perú: la lucha de las comunidades de la sierra central por recuperar sus territorios, en oposición a los gamonales y sobre todo a la Cerro de Pasco Cooper Corporation, compañía con un importante poder político y económico en la década de los sesenta. Esta problemática es presentada a través de personajes verídicos o tabulados, haciendo uso de una imaginación que, rozando el realismo mágico, posee rasgos propios del pensamiento mítico andino y apela a un sentido onírico muy fuerte. Todo esto, por cierto, combinado con una verosimilitud que se sostiene en noticias periodísticas de la época, relativas a los sucesos mencionados, y en minuciosas descripciones de lugares, pueblos y ciudades absolutamente reales.
Algunos atribuyen a la literatura la función social de la denuncia. Esto es cierto en parte y en esta obra podemos observar de una manera literaria, que es lo más importante en la crítica, cómo existen y se desarrollan injusticias sociales contra comunidades olvidadas en las profundidades de nuestros territorios latinoamericanos. El arte literario nos permite ver estas realidades de una manera estética y significativa.
Esta obra que, a mi criterio, traduce la Latinoamerica eterna, con todas sus expresiones, indicadoras tal vez de su destino ineludible, fue la que definió mi interés por la lectura allá en en los setenta. No tengo la posibilidad de analizarla desde lo técnico, sólo me atrevo a decir que hay que leerla, despacio, saboarearla, y nos llevará a lugares que nos harán emocionar, reir y pensar cómo podemos disfrutar tanto con la palabra. Como dijo un amigo de la vida, es una hermosa criatura de la pluma. Invito a leerla.
"Para los ríos que llegan limpios al mar yo solo tengo piedad"... ¡Es fácil ser puro cuando no es es mísero, pero mejores son las aguas que se mezclan, las corrientes que se vuelven fango, limo fecundo!