HAY QUIEN PREFIERE LAS ORTIGAS

JUNICHIRO TANIZAKI

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Sinopsis de HAY QUIEN PREFIERE LAS ORTIGAS

Hay quien prefiere las ortigas (Tade Kuu Mushi, 1928), uno de los grandes clásicos de la narrativa contemporánea, es a la vez que el reflejo de un conflicto cultural, una especie de confesión autobiográfica, ya que la situación que describe —el naufragio de un matrimonio entre dos personas que han dejado de interesarse físicamente, pero que se respetan y estiman demasiado para decidirse a romper y vivir cada una su vida— parece ser trasunto de un episodio central de la historia del autor, quien en 1930 se divorció amistosamente, tras largas vacilaciones, de su primera esposa. Pero el distanciamiento entre Kaname y Misako, el marido y mujer protagonistas de la novela, no constituye todo el asunto de ésta, sino por así decirlo uno de sus polos; el otro es el contraste entre la mentalidad de la joven generación, fuertemente occidentalizada, y la que se encarna en el padre de Misako, el afectado caballero apegado a las costumbres tradicionales, al teatro de marionetas, a las viejas porcelanas y a la antigua manera de resolver, conviviendo con una joven y sumisa concubina, los problemas sexuales que pudieran perturbar su actitud contemplativa.

1 reseñas sobre el libro HAY QUIEN PREFIERE LAS ORTIGAS

Escrita en 1929, Tanizaki nos plantea la historia de una pareja, Kaname y Misako, que está a punto de divorciarse. Misako (la mujer) tiene un amante. Las convenciones sociales y la preocupación por su hijo Hiroshi, la costumbre de estar juntos y acompañarse en todo, la buena relación de amistad que mantienen, y el miedo a la soledad y la incertidumbre, les hace aplazar una y otra vez la decisión. Takanatsu, primo de Kaname, intenta ayudarles, y también el padre de Misako, preocupado por el teatro, las visitas a los templos y la educación de su joven geisha O-hisa.La novela incide en las diferencias entre la ciudad y el campo. La decisión de los protagonistas está marcada por la época y la sociedad en la que viven. Lo de divorciarse no parecía tarea fácil en aquel Japón de entreguerras donde lo moderno comenzaba a apreciarse, aunque en muchos aspectos permanecía anclado en su tradición nipona. Aquí la tradición nipona la representa el padre de Misako, quien convive con una geisha muy joven y no concibe el divorcio de su hija. No había impedimentos legales para solicitar el divorcio, pero sí muchas trabas de índole social. El final de la novela queda abierto. El título original era un refrán con una idea similar a «para gustos los colores», Hay quien prefiere las ortigas viene de la primera traducción al inglés. Obra sutil y profunda. Un buen libro, con lentitud oriental.


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