El misticismo no es exclusivo del cristianismo. En todas las épocas ha habido místicos. Desde siempre han sondeado las profundidades y remontado la cima del potencial del alma. Buscan una experiencia directa de la Presencia de Dios. Anhelan conocer a Dios, ver a Dios y unirse a Dios. Ahora. Aspiran a una única meta: la unión con Dios. Y no la aplazan_ porque no pueden. El matrimonio espiritual, nos cuentan, no consiste simplemente en someterse a los caminos y a la voluntad de Dios, sino en una transformación del alma en Dios. Éste es el núcleo de la enseñanza que tan solo dices en voz baja: el alma que se transforma en Dios_ es Dios.