Su autor, Horacio Verbitsky, describía allí el progresivo control que el menemismo había comenzado a ejercer sobre la Justicia, y construía un alegato notable y duradero a favor de la división de poderes y del ejercicio del periodismo independiente. Para muchos de los que nos formamos profesionalmente en aquellos años es difícil olvidar aquella prédica tan didáctica y fundante, que obigaba a desconfiar de los presidentes que intentan copar el Poder Judicial, eligen a la prensa como enemigo o planean perpetuarse en el poder de diferentes maneras.