Lo que más necesita la Iglesia de hoy, son dirigentes que sean pastores, con cuatro características: La luz de Dios, para conocer su plan de salvación; la sabiduría de Cristo Jesús para saber cómo realizarlo; el poder del Espíritu Santo para llevarlo a cabo y la visión, que es la característica principal de un líder. El principal reto que vive la Iglesia no es moral ni dogmático, sino pastoral; por lo tanto, la solución radica en formar nuevos pastores que respondan a las necesidades del mundo de hoy.