¿Quiénes eran las sufragistas? ¿De dónde sale el feminismo radical? ¿Por qué se habla de marxismo y feminismo como de un matrimonio mal avenido? ¿Por qué el feminismo ha sido vilipendiado y ridiculizado? ¿Por qué las feministas han sido tratadas de «marimachos», feas o mujeres insatisfechas sexualmente? ¿Cómo y dónde surge la expresión «violencia de género»? ¿Qué relación existe entre el feminismo y los accidentes de tráfico? ¿En qué consiste la masculinidad? A partir de estos interrogantes, y otros muchos, la autora repasa tres siglos de hacer y deshacer el mundo y de alumbrar líderes fascinantes, y narra la aventura de una agitación social que ningún otro movimiento ha conseguido mantener durante tanto tiempo.
La heterosexualidad no es sinónimo de masculinidad ni motivo de orgullo, ya que en el mejor de los casos sólo es la expresión de la orientación del deseo sexual.
Los prejuicios son fundamentales porque no forman parte de la lógica, ni de la ciencia, ni de la razón.
Una mujer que no fuese feminista sería un absurdo tan grande como un rey que no fuese monárquico.
La toma de conciencia feminista cambia, inevitablemente, la vida de cada una de las mjujeres que se acercan a él.
El caso de las mujeres es diferente al de cualquier otra clase sometida. Sus amos no quieren solo sus servicios o su obediencia, quieren además sus sentimientos: «no una esclava forzada, sino voluntaria». Han encaminado toda la fuerza de la educación a esclavizar su espíritu.