...Fingía que no tenía el libro, sólo para después tener el sobresalto de tenerlo. Horas después lo abrí, leí algunas frases maravillosas, lo cerré de nuevo, fui a dar vueltas por la casa, demoré todavía más yendo a comer pan con manteca, fingía que no sabía dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría durante unos segundos. Creaba las más falsas dificultades para aquella cosa clandestina que era la felicidad. La felicidad siempre iba a ser clandestina para mí. Parece que ya lo presentía. íCuánto tardé! Vivía en el aire... Había orgullo y pudor en mí. Yo era una reina delicada.A veces me sentaba en la hamaca, meciéndome con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo.Ya no era una niña con un libro: era una mujer con su amante.
Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mí la felicidad habría de ser clandestina. Era como si ya lo presintiera. ¡Cuánto me demoré! Vivía en el aire… Ya no era una niña más con un libro: era una mujer con su amante.
Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, fingí no saber en dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad."