FALCONER

Dios bendiga a América! Bueno no tanto, me he venido arriba...dios bendiga a jhon cheever y del resto, que san pedro decida. Falconer, nombre de la prisión donde se desarrolla la trama, es una novela buena, bonita y farragosa, nadie es perfecto. Ese pequeño barrizal, o charquito en el que aveces cae la prosa no desmejora la obra, pues hay lodos merecedores de un buen revolcón. Ezekiel farragut ( en valenciano no existe pero un farragut no suena nada bien) es un adicto a las drogas, y hermanocida. Cheever baja a los infiernos al protagonista poniendo en relieve temas como el desarraigo, la deshumanización, la adicción y la homosexualidad. Siempre he dicho que para poder poner en valor una obra, hay que contextualizar la época y sociedad de la historia, primero para entenderla y después porque se disfruta mucho más. En 1977, el mundo carcelario, la adicción y la homosexualidad por tanto, aún siendo lo mismo que hoy día, tenía un telón bien distinto y en estas la obra cobra una dimensión diferente. Llena de luces y sombras falconer arroja tinieblas si, pero con un Ezekiel buscando algo de luz en su insufrible oscuridad. Y es que antes de que la santa inquisición de la sociedad decida si alguien es rehabilitable para ella, existe la epopeya de hacerlo para uno mismo, sin importar lo demás. Farragut sobre todo, buscará un sentido, el suyo, y el de su amor por aquello que cada cual entiende por vivir. Incomoda aveces, a mi me parece de largo, lo mejor del autor. Pero gustos son colores, y San Pedro el que bendice.

Hace mucho quería leer a John Cheever y decidí comenzar por esta novela. El escenario es una prisión a la que le han cambiado el nombre por Casa del Alba, pero nadie la llama así, y el personaje principal es Farragut, condenado a cadena perpetua por haber asesinado a su hermano. No me quedaron del todo claras las motivaciones, pero Farragut asume las consecuencias de sus actos con la mayor naturalidad. Su mundo se ha visto reducido de repente a una celda de 10 metros cuadrados y sus posesiones terrenales a tres fotografías que pega en la pared, porque su reloj se lo roban a la entrada. De esta manera, asume el descenso a una de las simas más escabrosas a las que puede bajar un hombre: la ruptura de su matrimonio, el distanciamiento con su hijo, la adicción a la metadona y, por supuesto, la pérdida de su libertad. Pero Farragut trata de mantener su dignidad para darle una razón de ser a su comprometida existencia, dejándonos un mensaje de que no todo está perdido aunque así lo parezca. Me parece que por momentos el autor se va por las ramas de una forma que no aporta mucho a la historia, pero respeto profundamente su oficio como escritor y su técnica narrativa, así no sea enteramente de mi agrado; con un poco más de fluidez le habría dado una mejor calificación, pero me pregunto si Cheever no quería precisamente eso, que fuera un relato un poco incómodo. En cuanto al ambiente que describe, es claro que debió ser un libro transgresor en su momento, al tratar temas como el racismo, la drogadicción, la homosexualidad y la deshumanización en las cárceles norteamericanas. Un libro difícil de leer por momentos, en más de un sentido, pero que cumple una importante función, y es la de cuestionar al lector. Obligarlo a hacerse preguntas.

Fascinante novela breve de Cheever. He vuelto a leerla después de 20 años y me gustó más que la primera vez. Para mí es su mejor obra.

Cheever nos regala un relato muy crudo, pero también de mucha esperanza. Pareciera que Farragut ha estado siempre preso hasta que encuentra su propia libertad justamente durante su confinamiento.

Libro que mantiene atento, pero en ningún caso una obra sobresaliente. Sentí que para escribir sobre la cárcel le faltó crudeza, notándose mucho que proviene de un autor que no conoce ese mundo. Es una decente película hollywoodense de cárceles llevada al papel.