En el ambiente empobrecido y alucinante de un convento, en la España mellada que siguió a la muerte de Felipe II, se entrecruzan sutilmente, con oculta violencia, la sexualidad sofrenada y el misticismo, en una confrontación de caracteres servida por una prosa de sostenida y admirable tensión expresiva. Llevada al cine con gran éxito por Almódovar.