Un cuerpo hermoso se hace mirar por sí solo, y nos brinda un momento admirable: es un detalle de la naturaleza que el artista ha detenido milagrosamente... pero música y arquitectura nos hacen pensar en algo distinto de sí; están en medio de este mundo como monumentos de otro; o como ejemplos, esparcidos aquí o allá, de una duración y una estructura que no son las de los seres, sino las de formas y leyes. Parecen destinadas a recordarnos directamente, una, la formación del universo, y la otra, su orden y estabilidad; evocan las construcciones del espíritu y su libertad, que busca ese orden y lo reconstruye de mil modos; descuidan así las apariencias particulares con las que mundo y espíritu se ocupan de ordinario, plantas, bestias y gentes... e incluso alguna vez, al escuchar música con una atención pareja a su complejidad, he notado que en cierto modo yo no percibía ya los sonidos de los instrumentos como sensaciones de mi oído. La sinfonía misma me llevaba a olvidar el sentido auditivo. Se mudaba en verdades animadas y aventuras universales, o en combinaciones abstractas, con tal presteza y exactitud que ya no me percataba del intermediario sensible, el sonido.
En EUPALINOS O EL ARQUITECTO Paul Valéry se inspira en el diálogo socrático “Fedro o de la belleza". que ocurre en el mundo de los muertos sobre la nostalgia de las almas por el cuerpo perdido. De allí copio el siguiente párrafo: FEDRO: Siento como tú. Siempre admiré que la idea que sobreviene, aún la más abstracta del mundo, le de a uno alas y le lleve a cualquier parte. Detenerse, partir de nuevo: eso es pensar. SÓCRATES: Y, casi corriendo, razonaba yo así: un árbol abundante de hojas es un producto de la naturaleza. Un edificio del cual hojas, ramas, tronco y raíce son partes. Supongo que cada una de ellas me dé la idea de cierta complejidad. Y ahora digo que el conjunto de ese árbol es más complejo que una cualquiera de sus partes. FEDRO: Evidente es eso. Yo lo sé muy bien, la arquitectura es mi profesión, aquí el arte no sólo se contempla, sino que podemos penetrar en el y experimentarlo con los cinco sentidos. Es una ARTE QUE SE HABITA. ************************************************************************************************************************************* En EL ALMA Y LA DANZA (otro diálogo socrático) Valéry ensaya sobre los engranajes de la creación estética, sobre las similitudes entre la música y la arquitectura. Sobre lo real y su complemento de ilusión. El cuerpo en movimiento es uno de los modos de la poesía. ************************************************************************************************************************************* Claro que Valéry es un buen poeta, pero lo que mejor logra es la abstracción porque en estos diálogos nos ofrece una ontología, se pregunta por el ser.
Nunca se me ocurriría que alguien podria imitar los dialogos platonicos y en vez de filosofar se pusiera a hacer poesia.