Sus ojos se fijan en los músculos del cuello para tantear el asalto, y el placer de la sangre la embiste de nuevo. Anticipa el crujido de los huesos, la carne desmembrándose en la boca, y siente que necesita matar, tanto como el aire que respira. La víctima reacciona en el último segundo. Salta adelante sin pensarlo. De haberlo hecho, ya no viviría. En esta vertiginosa aventura, a la manera de una road movie, nos llegan las voces salvajes de la naturaleza con una intensidad extraordinaria. Y tú, ¿qué eres? ¿Cazador o víctima?