ESPERANDO A GODOT

«Vladimir:- No perdamos el tiempo en vanos discursos. (Pausa. Con vehemencia.) ¡Hagamos algo ahora que se nos presenta una ocasión! No todos los días hay alguien que nos necesita. Otros lo harían igual de bien,o mejor. La llamada que acabamos de escuchar va dirigida a la humanidad entera. Pero en este lugar,en este momento,la humanidad somos nosotros,tanto si nos gusta como si no. Aprovechémonos antes que sea demasiado tarde. Representemos dignamente por una vez la porquería en que nos ha sumido la desgracia. ¿Qué opinas? » Nos quedamos callados, permanecemos de manera inmóvil un momento, luego recorremos de nuevo el escenario y nos vemos en cada acto uno haciéndose preguntas o pensando en marcharse. A veces esa sensación te atrapa y va inclinándote a ver las cosas deslucidas y rotas,todas las cosas que estaban impregnadas de normalidad sólo eran cosas gastadas y lo único que te puede sostener es deambular por la sencillez del espacio que para algunos es la acción,la ausencia de una dirección coherente o disparatada eso es « Esperando a Godot» Los personajes en cada escena Estragón y Vladimir se pueden revestir con nuestra piel dependiendo únicamente de salir precipitadamente,sin aliento,corriendo del aburrimiento. Bailando hasta el borde del barranco esperando a Godot.

Creo que no hay nada más angustioso que esperar algo o a alguien que nunca llegará. Sin embargo, en esta vida nos pasamos esperando cosas que nunca pasan, y pese a esto, seguimos esperando. Esta obra no es para cualquier lector, pues es una que no cuenta nada. Una obra de teatro en la que se burla de la farsa del existencialismo. Estragon y Vladimir son dos hombres que llegando la noche esperan a otro, llamado Godot. En el transcurso se cruzan con Pozzo y Lucky, quienes le cambiarán para siempre y sin enterarse. Hechos intrascendentes, ridículos y pueriles que al final repercuten en el desarrollo. O sea, la vida misma. Buscar suicidarse sin ninguna razón, sin sentido. Sin darte cuenta, sentirás, efectivamente, que también estás esperando a Godot. O te darás cuenta que siempre lo has estado esperando. Incluso antes que conozcas a Estragon y a Vladimir.

Leer esta obra dramática de Beckett fue un deseo siempre postergado, hasta ahora que tomé valor. ¡Y por poco y arrojaba la toalla. Un obra que funda su tensión dramática en la espera de alguien: Godot, del que solo se sabe su nombre. Vladimir y Estragón son hombres que cuelgan de un destino absurdo, y sus existencias han perdido todo sentido, porque no ven la claridad hacia adelante, porque no existe, son seres humanos que han sido arrojado a la vida sin ningún sentido y completamente abandonados. No hay salvación, sus existencias carecen de dirección, les falta esa sustancia esencial de la acción dirigida, conciente, y que Godot podría darles. Sus reflexiones son sobre situaciones banales (aunque Lucky y Pozzo son personajes con un simbolismo concentrado, llenos de paradojas terribles). Definitivamente, una obra de enorme profundidad filosófica, y por eso, merece y necesita ser releida.

Buscando a godot... O bien podría ser esperando a god. Sin embargo el mismo Samuel Bekett desmiente está idea... pero no convence. Es una obra de teatro con cinco personajes y una voz que narra cada detalle; cada gesticulación... cada silencio, es una revelación del autor [...] Me recuerda algunas conversaciones que he tenido con migo mismo; conversaciones en las que mis propios reflejos ante una idea afectan mis decisiones. En el libro ocurre esto... Todo va dicho, como va sentido, lo que se a sentido es lo que se a vivido y nuestro protagonista va sintiendo los efectos devastadores de cada mal paso que va dando. A momentos tiene humor negro y en otras te saca un lágrima, personalmente me resultó algo confuso en algunos párrafos. Es mi culpa. Bekett pone ahí cada incongruencia para decir algo... aunque sea la falta de claridad para decir otra cosa y que todo esto tenga sentido para el lector, esa es mi interpretación y en ese sentido me pareció muy original. Alejandra Pizarnik "Esperar no significa aguardar a un encuentro sino yacer por qué alguien no viene."

Lo sobrecogedor de esta obra cumbre del teatro del absurdo es que, a medida que avanzas, el absurdo se traslada a tu vida, "horriblemente cómica", en palabras de Beckett (vaya cabronazo). Siempre hay trucos para continuar, para levantarse, como puede ser la eternidad. Sin embargo, esperar a Godot (deformación grotesca de dios, "diosete") es una actitud de espera pasiva de toda la humanidad. ¿Por qué siempre esperamos mientras vivimos? Y sin esa espera, ¿la vida tiene sentido? De verdad que merece muchísimo la pena reflexionar sobre la filosofía a presión de esta tragicomedia y deleitarse con los arquetipos literarios y sociológicos de sus cuatro personajes principales, Godot mediante. ¿Y la trama? Si digo que no ocurre nada, puede que la descubra, como lo hace los millones y millones de almas de seres humanos como nosotros, pero que ya no están, con su clamor de hojas al caer. Siempre amanece, ¿no?...¿Godot?

La eterna espera del ser humano, absurdamente representada, de un algo o alguien, en tanto solo se busca pasar el tiempo y se ve pasar el mismo, absurda, comica risible, para enterarse que hoy no llegara y se reinicia la espera el dia de mañana,

La verdad es que esperaba más de una obra exiscentialista,y de todo un premio Nobel como fue Beckett,se me ocurririan bastantes obras existencialistas infinitamente mejores, bastaría con nombrar a Dostoievski y Sartre dos existencialistas con un talento superior.

En attendant Godot (1952) Dos clochards (Estragon y Vladimir) en medio de gags (chistes visuales) esperan a un sujeto que nunca llegará y de quién solo se sabe su nombre: Godot. Otros tres personajes "absurdos" más aparecen en una obra de teatro que tiene por todo escenario un árbol mortecino en un ambiente aún más mortecino. Teatro del absurdo se ha llamado a «Esperando a Godot» las situaciones no me parecen tan absurdas en un mundo incomprensible, inasible, en donde millones de seres, y en todos los instantes de sus existencias, esperan algo o a alguien que nunca llegará. Personalmente, me pongo en el mismo grupo que los dos clochards: a estas alturas de mi existencia también ando a la espera de Godot sabiendo que nunca llegará, es decir, en una espera absurda de una existencia aún más absurda. Alabados sean los que tienen una vida y un futuro comprensible, amable y promisorio.