ENCENDER UNA HOGUERA

Hombre contra naturaleza. A veces gana él. A veces gana ella. La lucha contra el frío y el terreno inhóspito y peligroso. La soberbia y la imprudencia. El coraje mal entendido. La resiliencia y la capacidad infinita para pelear por sobrevivir. La relación del amo con su perro, no siempre cariñosa, pero siempre motivada por los intereses mutuos. Las lecciones de cómo hacer fuego, cuando hay sólo hielo, y nieve en la tierra y en los árboles. Un hombre y un perro. Y una ruta peligrosa en el Yukón por recorrer a pie en pleno invierno y antes que anochezca, con cuarenta y cinco grados bajo cero, en que todo se congela, incluso un escupo antes de que llegue al suelo. Todo lo anterior, toda esa historia que mantiene en vilo, en unas pocas páginas, en un relato lleno de naturalismo en que la ficción es tan real. O lo real parece de ficción. Jack London en éste me hizo la jugada. No esperaba realmente ese desenlace. Aprovechando su conocimiento del terreno como buscador de oro en el Yukón, desarrolla uno de los mejores relatos que le he leído. Mis respetos al creador de Colmillo blanco y La Llamada de lo salvaje. Va a mi lista de los 50 mejores cuentos leídos.

Jack london es otro claro ejemplo de que con muy poquito se puede hacer tanto. Encender una hoguera en su versión definitiva tiene tres personajes: un hombre, un perro y un entorno hostil a 60 grados bajo cero. Pese a las advertencias la estupidez de nuestro personaje le lleva a adelantarse en el yukon ( Canadá) con unas condiciones climatológicas adversas. La lucha por la supervivencia, conseguir encender una hoguera que le libre de la muerte por hipotermia es todo, y london nos lleva a través de su narración de la angustia al terror, al desaliento a la soledad y a la fidelidad de un perro. El final es lo de menos ( tampoco lo iba a contar) La capacidad del autor para transmitir todas estas sensaciones con la tensión del momento se mete en tu cuerpo y te traspasa la urgencia. Un cuento que se disfruta sufriendo con toda la fuerza literaria que el norteamericano acostumbra, pero con la brevedad de un relato. Una genialidad que va directamente a tu sistema nervioso.

Este es el claro ejemplo de cómo el ser humano, una vez más con su arrogancia, pasa por encima de su semejante más experimentado, y de la imponencia de la misma naturaleza; siempre creyendo en su superioridad para dominar cualquier situación, y con el necio escepticismo de no sufrir consecuencia alguna por sus acciones. Acompañando a aquel hombre anónimo en medio de un recorrido por Yukón, territorio inhóspito en Canadá, se observa por un lado aquella naturaleza implacable, representada por este lugar con un clima intimidante; y por el otro, se muestra aquella naturaleza noble, sometida y la cual es reflejada por la lealtad y sumisión de un perro, quien siempre obedeció los caprichos de aquel amo, quien al transcurrir la narración sólo me inspiro desprecio, y un muy mínimo de consideración. Su ignorancia al obviar las palabras de un anciano, y su autosuficiencia por creer tener todo bajo control, ponen a este individuo ante la mayor prueba de su vida. En apariencia London nos presenta una historia en comienzo simple y hasta predecible, sin embargo, la situación en la que aterriza a sus protagonistas y el detalle con que la narra, me enganchó haciéndome sentir escalofríos, ansiedad y hasta angustia en especial por el perro 🐕. Me parece una muy buena opción, para una lectura que solo toma un rato.

Los animales no solo cumplen una labor en la tierra para el equilibrio de los ecosistemas sino también tienen el conocimiento de su hábitat y sus instintos son poderosos. Este relato es tan corto como sus protagonistas: un hombre 👨y un perro🐶, los cuales comparten una situación extrema en las montañas. Nos muestra muchos matices la historia, entre ellos la terquedad y la estupidez del ser humano, frente a la nobleza e inteligencia del sabueso. Al final, una chispa puede cambiar el rumbo de la lectura.

Un cuento donde el hombre debe sobrevivir a las extremas inclemencias de la naturaleza por medio de sus conocimientos y coraje. Jack London narra de una forma tan clara y específica cada una de las decisiones tomadas por el protagonista en un gélido lugar en el Yukón canadiense. Con sus pocas raciones deberá llegar con los suyos y hacer frente al arduo camino, para ello tiene el apoyo de un perro que lo acompañará en todo momento como guía y el fuego que el mismo deberá crear y proteger para no morir congelado.

“Despuntaba el día frío y gris, desmesuradamente frío y gris, cuando el hombre se alejó del camino principal del Yukón y trepó por el barranco para tomar una senda muy poco transitada y apenas visible que discurría hacia el Este a través de un bosque de falsos abetos. La pendiente era muy pronunciada y, con la disculpa de mirar el reloj, el hombre se detuvo a tomar aire tras alcanzar la cima. Eran las nueve en punto. No se veía ni rastro de sol, a pesar de que no había una sola nube en el cielo. Era un día despejado y, sin embargo, la ausencia de sol parecía cubrir la faz de la tierra con un intangible paño mortuorio, una sutil melancolía que oscurecía el día. Al hombre no le preocupaba. Estaba acostumbrado a la ausencia del sol. Llevaba varios días sin verlo y sabía que aún pasarían unas cuantas jornadas antes de que la alegre esfera asomara fugazmente al sur, sobre la línea del horizonte, y desapareciera en cuestión de segundos.” El cuento perfecto. Aparece en muchas antologías y no es difícil de conseguir. NO DEJEN DE LEERLO

Experiencia, arrogancia y fidelidad se combinan en un escenario de condiciones climáticas extremas! definitivamente enseña que "mas sabe el diablo por viejo que por diablo" Excelente relato!!!

De los cuentos cortos de Jack London este es uno de los que más me gustó, ya que nos va relatando como un hombre se las arregla para enfrentarse a tan cruel frio y ñas penurias que este le propicia. En conclusión, muy bueno