Extrañamiento ante la duplicación que nos produce el ser Uno en los reflejos: aquel niño solitario que el poeta fue, circunspecto, misterioso y más que casto, deseoso por expresar pasiones inconfesables, habiendo despreciado Mundo y Carne, pasmado por una mirad que ignora que es la suya. El autor describe así en este libro el descubrimiento de su homosexualidad y su necesidad, ante la homofobia social, de idealizar de manera insustancial el objeto de su deseo.