EN EL JARDÍN DEL OGRO

Comienza con la premisa de una mujer que no ama a su marido, odia su trabajo y no está agusto con su vida, por ello, busca refugio en relaciones sexuales "novedosas". Capítulos muy cortos y aunque hay frecuentes saltos en el tiempo están bien definidos.  Esta novela atrae y perturba a partes iguales, desesperación humana que se esconde detrás de la cotidianidad. La trama me ha parecido muy original.

Esta novela narra la historia de una mujer ninfómana. Adèle parece tener una vida perfecta. Trabaja como periodista, vive en un bonito apartamento en Montmartre con su marido Richard, médico especialista, y con su hijo de tres años, Lucien. Sin embargo, bajo esta apariencia de cotidianidad, Adèle esconde un inmenso secreto, la necesidad insaciable de coleccionar conquistas. «En el jardín del ogro» es la historia de un cuerpo esclavo de sus pulsiones, una novela feroz y visceral sobre la adicción sexual y sus implacables consecuencias.

Segundo libro que leo de esta autora y otra vez me ha dejado sensaciones intensas. Una historia que explora las zonas más oscuras y marginales del comportamiento humano, con una protagonista socialmente subversiva que vive al filo del peligro. Hay aquí un suspenso narrativo que se acerca al thriller, una hiperactividad sexual que se asemeja a una novela erótica y un cuestionamiento a los mandatos burgueses que linda con un ensayo. Pero no; no es un thriller, ni una novela erótica, ni un ensayo. Es una provocadora invitación a asomarnos al borde del abismo y preguntarnos si queremos ver y saber qué hay en el fondo. Y una vez que lo sepamos, qué hacemos con eso. MUY, MUY, MUY BUENA!

Una historia dramática que combina adicción, excesos, desmesura y degradación. Vínculos enfermos que llevan a la insatisfacción perpetua y a la búsqueda de algún placer que aplaque la pena, que prometa una vida mejor, más bella. Una vida más feliz que nunca llega. Muy buena novela de una escritora que sorprende, va a lo profundo, escarba en la miseria sin temor al dolor y angustia que provoca. Nos desafía a comprender, nos muestra ese "lado b" que cuesta mirar, aceptar y reconocer. ¡Muy buena!!