¿Puede refugiarse el alma en una barra de pan? ¿O tener la forma de una guitarra eléctrica llamada Sirena en manos de un joven pescador?Desde la antigüedad, la búsqueda más intensa del ser humano es la del lugar donde habita el alma. He aquí una respuesta actual, sencilla, irónica y sorprendente a ese gran enigma histórico. El resultado de un duro viaje de ida y vuelta a las entrañas.
A los muertos hay que dejarles ir. No hay que tirar de ellos hacia abajo. Hay que abrir una teja en el tejado. Y que el alma busque su sitio.