Ignacio Manuel Altamirano es, por su obra y su labor magistral, uno de los padres fundadores de la literatura mexicana. Además, su condición de indio puro, su actuación militar contra la invasión francesa y su ideología liberal le convirtieron en héroe patrio y en símbolo de la nación durante el proceso de construcción de la identidad nacional. Su literatura y sus esfuerzos políticos y didácticos contribuyeron también a forjar una conciencia nacional." El Zarco" lo hizo en el contexto del Porfiriato, en el que la novela de bandidos se había convertido en parte del esfuerzo estatal por cambiar la imagen nacional. Oponiéndose a la tradición del bandido romántico," El Zarco" presenta una imagen odiosa de los forajidos, contradice las idealizaciones de la literatura extranjera y propone un nuevo tipo de héroe: indios y mestizos humildes pero trabajadores que encuentran un camino para integrarse en la nueva nación. Además," El Zarco" muestra hasta qué punto Altamirano se sintió incómodo con las medidas expeditivas que presidentes como Juárez y Porfirio Díaz emplearon para acabar con el bandidaje. Estamos, en suma, ante una novela de bandidos y ante una obra clave de la literatura mexicana del siglo XIX.
El Zarco es el sobrenombre de un bandolero del siglo XIX que le da título al libro. Sin embargo la historia no trata sólo de el sino también de otros personajes que enriquecen el relato mostrando el azaroso México rural de aquella época. Así como el florecimiento de un amor legítimo e íntegro en contraparte de un amor malsano e interesado que al final de la historia dejará una moraleja que impactará al lector. Con una narrativa ágil e impecable el autor hace que uno disfrute inmensamente de esta lectura.
Aunque la narrativa es ágil y eficaz, no deja de ser chocante el dibujo maniqueo que el autor hace de los personajes centrales. Si se habla del carácter educativo de la primer novela mexicana «El periquillo sarniento», no debe dejarse de lado el papel de construcción moral que esta obra tiene sobre todo en lo que al amor y el trabajo se refiere.
Un clásico de la literatura mexicana retrata una sociedad aterrada por un grupo de bandoleros donde el único medio para combatirlos fue la justicia por propia mano por la ineficacia del gobierno
37. El zarco de Ignacio Manuel Altamirano (25 de agosto). Es el segundo libro que leo del autor, el primero fue Navidad en las montañas que casi no me terminó de atrapar; sin embargo, este libro resultó ser muy entretenido, pero también muy educativo, en el sentido de que me dejó varias lecciones y me permitió conocer realidades que pensé que solamente eran de nuestro tiempo. Lo que más me sorprendió es darme cuenta que los problemas sociales que estamos viviendo en la actualidad no son para nada algo nuevo. El libro fue escrito entre 1886 y 1888 y ya se habla de una banda de malandros que se dedican a violentar los pueblos y a saquearlos, usando, como siempre, el miedo para lograr sus objetivos y la complicidad de la policía o la autoridad. Fue impactante, saber que también ya se secuestraba a gente, tanto para pedir sus rescates como para torturarla y así obtener sus riquezas. En varias ocasiones me preguntaba si hoy en día la sociedad es más violenta que antes, pero con esta lectura me doy cuenta de que no, la violencia y los actos de corrupción siempre han existido y muy probable es que sigan existiendo; lo que quizá está sucediendo es que con la globalización y el internet con las redes sociales estamos saturados de este tipo de información que llega a cada momento a nosotros. Lo importante es tratar siempre de hacer nuestra labor de deconstruir toda la cultura en donde se normalizan estas acciones, porque muchas veces quedan impunes actos tan crueles, que la sociedad va aceptando como algo natural que se den esos casos; pero en cada ámbito en los que nos desenvolvamos podemos contribuir, aunque pensemos que es lo mínimo, pero con ejemplo podemos demostrar que existen otras opciones para solucionar conflictos y que la toma de decisiones es muy importantes si queremos cambiar nuestro estilo de vida. Hay muchas cuestiones, en la historia del libro, muy moralistas, como esta parte de la pureza, de la deshonra, que se entiende por la época en la que se sitúa; sin embargo, creo que como lectores siempre podemos obtener de cada lectura lo que actualmente se apegue con nuestros sistemas de valores y lo demás tomarlo como datos culturales de las diferentes etapas de la sociedad.
Para Altamirano el Zarco no es otra cosa que su nemesis y que odia profundamente. Haber escrito esta novela brillante lo ubica no solo con buen literato sino como como un crítico de su tiempo. Recomendable.
Él amaba tiernamente, con sumisión, pero con decoro, con pasión tal vez, pero con dignidad, y comprometer este decoro y esta dignidad en algún acto de humillación le habría parecido degradar su carácter y arrastrar por el suelo aquel sentimiento que él llevaba tan alto.