EL VAMPIRO. LA FAMILIA DEL VURDALAK

Alekseiv Konstantinovich Tolstoi, autor de estos dos cuentos, compartió con su famoso primo y grande de las letras Leon Tolstoi la pasión por la escritura. Algunos relatos escribieron juntos, pero no se trataría de estos, cuya autoría corresponde en exclusiva a Alekseiv. Alekseiv Tolstoi, al igual que tantos otros autores de finales del s. XIX, caería en la tentación de escribir literatura de terror protagonizada por vampiros, upir o vurdalaks. El primer relato El vampiro es algo farragoso debido a la multiplicidad de personajes y a las perspectivas y recuerdos sobre una misma historia que tienen cada uno y que van conformando el argumento principal, que recuerda al del célebre cuento Juan sin miedo. En este caso tres amigos van a pasar la noche en un castillo abandonado, propiedad de una familia con una nefasta reputación. Uno de ellos está enamorado de una joven de la familia acusada de vampirismo y acceden a dormir cada uno en una habitación para, por la mañana, contar sus experiencias. Previsiblemente, no es el sueño lo que les visita por la noche y pronto comenzarán a sufrir las consecuencias de lo vivido. En La familia del Vurdalak (mi favorito sin dudar) un joven marqués llega hasta una pequeña aldea serbia donde es acogido por una familia de campesinos. Se encuentran muy nerviosos ya que su padre marchó para enfrentarse a un ladrón y asesino y les advirtió que si regresaba pasados los diez días, lo recibieran clavándole una estaca en el corazón. La existencia de los upir (vampiros) no constituye una leyenda para ellos sino una realidad. El padre asoma por el camino justo cuando se cumplen la hora y el día marcado. Los hijos no se ponen de acuerdo en si debieran cumplir lo acordado. La nieve cubre los caminos y el noble se ve obligado a convivir con la familia y con el padre que lo mira con ojos brillantes tras el cristal de la ventana… Sobrecoge la intensidad con que está escrito este relato, la difícil posición de los hijos con respecto a la situación del padre, no podemos dejar de preguntarnos ¿qué seríamos capaces de hacer si...? Inquietante.