Celebro la aparición de El sufrimiento de un hombre calvo. Me mantuvo enganchado de principio a fin. Como si fuera la primera novela breve que caía en mis manos. De verdad hacía tiempo que no me topaba con una historia bien construida, además de amena, honda, y como si fuera poco, enriquecida de cierta dosis de ironía y corrosión perfectamente hilvanadas. Narrada a golpes de cincel pero siempre en el ámbito de la levedad, siempre ligera, siempre a punto de remontar el vuelo y perderse en los linderos de lo inexistente. Primer Premio Nacional de Novela Corta de Humor