Un muerto no puede escapar eternamente. Lo encontraron en un pequeño pueblo de Brasil. Tenía otro nombre y una nueva apariencia, pero estaban seguros de que habían dado con el hombre. Cuatro años antes lo llamaban Patrick S. Lanigan. Había muerto en un accidente de tráfco en febrero de 1992. Estaba enterrado en un cementerio de Biloxi, Mississippi. Había sido socio en un prometedor bufete de abogados, tenía una esposa guapa, una hija y un futuro espléndido. A las seis semanas de su muerte, noventa millones de dólares desaparecieron de las cuentas de la empresa. Fue entonces cuando sus socios supieron que seguía con vida.
El primer libro que leí de John Grisham hace años y desde allí es mi favorito. Una historia que lo lleva a uno a no poder dejar de leer para saber cómo continúa. Y cuyo final es impredecible y deja a uno boquiabierto
Abogados, estados unidos y dinero. Tres buenos condimentos para este plato. Se lee bien y rápido. Se entiende.
Me ha encantado. Trama muy bien estructurada. Va completando el puzzle de manera magistral. Sólo me falla el final. OJO: SPOILER. El final no cuadra con lo previsor que es el protagonista. Todo lo tiene controlado, medido y planificado excepto lo fundamental... la recuperación de la pasta si el amor se acaba. ¡Qué pena! ¿Por qué no podía ser un final feliz? Al menos una explicación del porqué.
Trama interesante y novedosa, pero se me hizo larga la primera mitad del libro, además que intervinieron muchos nombres y personajes.